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-SANGHYUK~. –Llamó con energía, ganándose su atención. –Mesa cuatro.

-Cuatro... -Susurró mientras asentía y se acomodaba el uniforme, saliendo a atender la nombrada mesa, y en cuanto lo vio a la distancia, volteó hacia atrás, viendo al jefe de meseros con cierto odio, pero el sujeto no se había percatado de esa mirada en su contra. –Buenas noches. –Saludó con una cordialidad regular en lo que tendía al sujeto un tarjetón cuadrado con un código QR para que leyera el menú virtual del restaurante.

-Hola, buenas noches. –Sonrió, tratando de lucir casual, como si fuera mentira que visitaba el restaurante, con cierta regularidad, en búsqueda de ser atendido por Han Sanghyuk, como si no se le notara que se derretía por él. –Gracias. –Sonrió un poco para él al tomar el tarjetón.

-¿Gusta algún tiempo para ver el menú o gusta ordenar de una vez? –Preguntó tratando a toda costa de no hacer demasiado contacto visual con él, fingiendo que era más importante pelearse con el bolígrafo en su mano diestra.

-Creo que, por ahora solo pediré una limonada de fresa y, me parece bien ordenar en un momento más.

-Claro, como guste. –Apuntó en su block de notas la limonada de fresa y al apartar dicho objeto de su vista, notó cómo el sujeto parecía analizar su escritura... O sus manos. –Con permiso, en seguida traigo su limonada.

-Sí, eh, gracias. –Sonrió una vez más, mirándolo marcharse, aguantándose un suspiro hasta que ingresó por completo en la cocina del lugar, entonces, tomó su teléfono y mensajeó con algún amigo, nerviosamente, sobre que el chico que tanto le gustaba, al fin, después de algunas visitas en el restaurante donde trabajaba, le había atendido.

Sin embargo, para Sanghyuk, no era del todo agradable aquel suceso, sabía perfectamente lo que pasaba, el rumor se había esparcido a tal grado que no era sorpresa para nadie que el tipo fuera solo para verlo, y que, las pocas veces que coincidía en atenderle, era, más que obvio, que el chico se derretía por él. No había, nunca, hecho o dicho algo para incomodarlo, era un "acosador silencioso", era un "admirador", como bien decía Wonsik, su mejor amigo y compañero de trabajo, pero era fiel creyente de que no era necesario hacer o decir algo para hacerle sentir incómodo, no le gustaba que lo viera, y no era por la forma en que lo veía, porque, vaya, hasta eso tenía a su favor, pues siempre le dirigía miradas que rozaban el romanticismo empalagoso, aquél que las chicas de 13 años se creían, los ojos de su admirador brillaban con encanto, y siempre le sonreía de manera espléndida, se notaba a leguas cómo se inflaba su pecho para luego suspirar "a escondidas", a tal grado que Sanghyuk creía que actuaba, por demás, ridículo. Lo peor era tener que fingir que, si bien aquello no le importaba, o que siquiera lo notaba, pero lo notaba, sí, y bastante, y también le importaba, sí, demasiado. Le era incómodo recibir tanta atención, se sentía asfixiado, era todo un martirio tener que volver a la mesa cada tanto para tomar su orden, entregarla, preguntar si todo estaba bien o quería algún refill de la limonada, así como cuando fue llamado para pedir la cuenta, momento que le brindó algo de paz de manera interna, sabiendo que no tardaría en irse.

-Hyuk-ah. –Le llamó a escondidas de su jefe, haciéndose el desentendido por un instante entre los cocineros.

-¿Qué quieres, Wonsik~? –Preguntó, rodando un poco los ojos, cansado y harto del día laboral.

-No seas un bastardo con el chico.

-Otra vez-... -Chistó entre dientes, dando un largo suspiro, esperando impaciente la orden de otra mesa que tomó a cargo. –Ya te he dicho, un millar de veces, que no me gustan los hombres, y ese sujeto mucho menos.

-Es lindo~... -Se encogió de hombros. –Ustedes-...

-Nosotros nada, cállate.

-ORDEN NUEVE. –Llamó uno de los cocineros, a lo cual Sanghyuk se apuró a tomar los platillos y ordenarlos en una bandeja amplia.

-Si le das tu número, probablemente, solo se vuelvan buenos amigos~... No lo sé.

-Mi número.

Bufó queriendo ignorarlo, muriendo por lanzarle la sopa hirviendo a la cara, pero en lo que entregaba la cena de la otra mesa, y entre que las palabras de Wonsik se repetían en su cabeza, una idea comenzó a brillar en su mente, cambiando su semblante tenso por uno más relajado y casi natural, volviendo a esa faceta de excelente empleado en lo que entregaba el ticket al chico de la mesa cuatro, quien pagó dejando una buena propina, a lo cual Sanghyuk sonrió un poco, ligeramente avergonzado, mirando a todas partes de manera discreta antes de girar el ticket del consumo para que el chico viera un número escrito al reverso, "82-2-24-5-2012", ganándose así una mirada entre asombrada y fascinada.

-... G-gracias. –Dijo torpe, tomando el ticket rápidamente para guardarlo, levantándose de su lugar, sintiendo las mejillas ardiendo. –Eh, yo... Me llamo Hongbin, eh... Mucho, gusto... Ah, b-buenas noches... -Sonrió, amplio y feliz por y para él.

-Buenas noches. –Trató de ser discreto mientras comenzaba a apilar los platos de la mesa, queriendo evitar el contacto visual de momento. -¿Te parece si me llamas mañana por la noche, Hongbin~? –Volteó a verle, casi de reojo, lo notó asentir feliz, por su parte, seguía bastante neutro, y a los pocos segundos, se despidieron sin llamar la atención.

Por fuera, Hongbin sonreía enamorado. Por dentro, Sanghyuk se burlaba de él al haberle dado un número falso.

LO SENTIMOS...Where stories live. Discover now