𝑨𝒄𝒉𝒊𝒍𝒍𝒆𝒔 𝒉𝒆𝒆𝒍-🌴🍍
‟Porque tu eres mi puto talón de Aquiles, Goldy. Eres mi única debilidad, la que me importa. Si salgo herido, si me roban, si me encierran en la cárcel, si me insultan o se ríen, no me importa. No me importa mientras t...
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GOLD OBSERVABA LOS ÁRBOLES EN MOVIMIENTO DESDE SU POSICIÓN, con las manos acariciando el cabello del rubio apoyado en sus piernas, quién liaba uno de sus matutinos porros con bastante concentración. Era uno de los días que más calor estaba haciendo en Outer Banks, por lo que la chica llevaba una camiseta de tirantes gris y una minifalda vaquera, con uno de sus bikinis debajo. Aún así, sentía como los rayos de sol calentaban cada extremidad y como el sudor descendía por su nuca, agobiandola
—Somos el único animal que no distingue fantasía y realidad—dijo Pope.
—¿Esa frase es tuya?—preguntó JB.
—No, es de Einstein. Pero es aplicable a esta búsqueda.
—¿Desde cuando un perro es capaz de distinguir fantasía y realidad?—cuestionó ella desde su sitio.
—Es una manera de hablar, Goldy.
—Pues vaya manera de hablar—refunfuñó por lo bajo—. De todos modos, a mi no me parece tan malo este plan. Es mucho dinero en juego, Pope. Piensa en tu futura universidad.
—El tema de la universidad y el dinero es solo una fantasía. ¿Qué es para tí?, ¿Realidad o fantasía?
—Supongo que ninguna de las dos hasta que lo averigüemos—se encogió de hombros. Kiara se giró en su asiento para mirarlo.
—Fantasía, pero una posible realidad—dijo.
—Realidad—afirmó John B con una ligera sonrisa.
—Realidad virtual—dijo JJ, con el mechero a centímetros del porro, Pope se lo quitó de la boca y lo tiró fuera de la camioneta.
—Será mejor que estés despejado. No queremos una de tus JJ locuras hoy.
—Gold, ¿Has visto eso? Me tiene manía—hizo una rabieta, aferrándose al brazo de ella—. En serio, ¿Cuál es tu problema?
—Tú.
—No, tú problema es que nunca te relajas. ¡Siempre estás tenso!
—Por favor, déjalo en paz—le dijo ella, rodando los ojos—. Calma, ¿Sí?
El asintió en silencio, siendo incapaz de negarle algo a la chica. Salieron de la camioneta con los brazos aún unidos, el con la creciente necesidad de entrelazar sus dedos. Un poco indeciso bajó la mano hasta la de ella, pero Kiara estropeó sus planes envolviendo a su amiga en sus brazos.
—Y bien, ¿Cómo vamos a hacer esto?
La situación era un poco complicada. Los cinco tomaron prestado el internet—el huracán se había cargado la conexión de la zona sur—de un hotel de cuatro estrellas para localizar las coordenadas del mapa. Según lo que encontraron, el royal Merchant estaba en la parte alta de la plataforma continental, a unos trescientos metros.
