𝟏. 𝑯𝒖𝒓𝒓𝒊𝒄𝒂𝒏𝒆.

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𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏; 𝑯𝒖𝒓𝒂𝒄𝒂𝒏.

DESPERTARSE POR LAS MAÑANAS CUANDO DORMÍA CON JJ ERA TODO UN DESAFÍO

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DESPERTARSE POR LAS MAÑANAS CUANDO DORMÍA CON JJ ERA TODO UN DESAFÍO. A el le gustaba abrazar con fuerza a la morena y esconder su rostro en la curvatura de su cuello. Los dos se sentían cómodos de esa forma y a los pocos minutos caían rendidos en un profundo sueño. El problema llegaba cuando Gold quería salir del cuarto e ir al baño, pues como cualquier persona corriente y humana, necesitaba hacer sus necesidades. Pero el brazo del chico alrededor de su cintura estaba hecho de titanio, fuerte e imparable, y con lo débiles que eran sus dedos no podía deshacerse de él tan fácil. Tenía varios recursos, hacerle cosquillas, despertarlo a empujones—cosa que sabía que odiaba con locura— o darle una patada en sus partes íntimas. Gold nunca tuvo que recurrir a eso último, pero el pensamiento había cruzado por su mente varias veces.

Optó por la primera, inmediatamente el chico gruñó por la sensación y se apartó de forma brusca, soltando el cuerpo de la chica.

—Eres un coñazo por las mañanas, Gold—murmuró con voz ronca, enterrando su cara en la almohada. Ella suspiró con alivio y se sentó en el colchón dispuesta a levantarse. El la observó con los ojos entrecerrados—. ¿A dónde se supone que vas? Es muy pronto, vuelve a la cama.

Ella negó, pero el estiró sus brazos para envolver su cintura y regresar a la postura inicial.

—Estaba muy cómodo. ¿Por qué has tenido que moverte?—su aliento chocó contra el cuello de la chica, donde dió un rápido besito. Ella intentaba empujarlo, pero sus fuerzas no se comparaban a las del rubio, quién se reía  por lo bajo. JJ no iba a dejar que se fuera, le gustaba tenerla pegada a su cuerpo el máximo tiempo posible.

—Necesito ir al baño.

—Haz pis en la cama, no me importa. Ya cambiaré las sábanas.

—¡JJ!—se quejó, sacándole otra risa. Finalmente la soltó y ella pudo salir corriendo hacia el servicio de la cabaña de John B, aún con sus carcajadas de fondo.

—¡Buenos días, Goldy!—gritó el pecoso, poniéndose unas bermudas—. ¿Problemas de vejiga siendo tan joven?

—Que te jodan, Routledge.

Le hizo un saludo amoroso con el dedo corazón y se encerró en el baño por unos cinco minutos. Quiso darse una ducha rápida, pero el agua no salía del orificio, tampoco pudo encender las luces. Lo intentó varias veces sin resultado. El huracán era el culpable de eso. Agatha había arrasado con la mitad de la zona sur dejando un enorme desastre. Casas destrozadas, árboles caídos, ramas por todos lados y basura. Incluso el agua del mar había inundado los edificios que más cerca se encontraban.

—¡Jodido huracán!—el rubio abrió la puerta justo cuando ella terminaba de ponerse los pantalones cortos. Ignorando ese dato, la hizo a un lado para poder utilizar el retrete—. Ey, Gold. ¿Dónde está mi beso de buenos días?

ACHILLES HEEL➵ Outer BanksWhere stories live. Discover now