CAPITULO 28

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ADAM WOOD

Nos llevaron al patio, un espacio limitado donde podíamos tener algo de aire fresco en medio de la prisión. Aproveché esa oportunidad para hacer una llamada, una que sabía que era arriesgada pero necesaria. Discando el número de mi padre, esperé con una mezcla de nerviosismo y determinación.

—¿Bueno? —respondió con su típico tono indiferente.

—Hola, soy Adam —anuncié, intentando mantener la calma a pesar de mi interior agitado—.

—Adam, ¿Qué quieres? —me contestó, sorprendido por mi llamada—. Me sorprende escuchar tu voz.

Decidí ir directo al grano, sin rodeos ni dilaciones.

—Quiero pedirte un favor —declaré, consciente de lo inusual de la situación.

Su respuesta no se hizo esperar, y sus palabras llevaban esa mezcla única de sarcasmo y arrogancia que lo caracterizaba.

—¿Te golpeaste la cabeza o qué? —se burló—. Tienes huevos para pedirme un favor. ¿De qué se trata?

Su actitud altanera me molestó, y rodé los ojos antes de continuar.

—Quiero que te lleves a Allison a tu casa —le expliqué, manteniendo mi tono firme—. Sé que estará segura allí.

La respuesta que siguió fue una carcajada, algo que solo aumentó mi frustración.

—¿Te volviste loco? ¿Cómo que traerme a esa zorra para acá? —rió con suficiencia, provocando una oleada de enfado en mí.

No estaba dispuesto a ceder ante su actitud. Mi prioridad era la seguridad de Allison y mi hijo.

—No le veo nada gracioso —respondí tajante—. Te estoy pidiendo un favor.

Mi padre continuó su despliegue de indiferencia y desdén, poniendo a prueba mi paciencia.

—¿Y por qué debería hacerte ese favor? —cuestionó con insolencia—. ¿Tan desesperado estás?

Un suspiro escapó de mis labios mientras trataba de mantener mi compostura.

—Allison está embarazada —revelé, esperando que esa información hiciera mella en él—. Necesito que la protejas a ella y a mi hijo. ¿Podrías hacerlo, o tu ego es más importante que proteger la vida de la mujer que amo?

Hubo un silencio incómodo durante unos largos tres minutos, lo que me llevó a interrumpirlo.

—¿Estás ahí? —pregunté, impaciente por una respuesta.

Finalmente, su voz regresó al otro lado de la línea, esta vez con un tono más serio y decidido.

—Sí, estoy aquí —dijo—. Haré lo que me pides. No te preocupes, yo la protegeré.

La sensación de alivio que inundó mi pecho fue palpable. Agradecí internamente por su respuesta positiva.

—Te lo agradezco —respondí sinceramente, dejando escapar un suspiro de alivio—. Habla con Riki, él está protegiéndolas también.

Asentí ante su afirmación, aunque sabía que no podía verme. Sabía que mi padre no podía ver mis gestos, pero aun así, sentía la necesidad de reforzar esa idea.

—Está bien, te mantengo informado.

No quería dejar cabos sueltos, necesitaba estar al tanto de todo lo relacionado con la seguridad de Allison y mi hijo.

—Gracias —murmuré antes de colgar, sintiendo una mezcla de gratitud y preocupación.

La respuesta de mi padre me sorprendió. No esperaba que accediera a proteger a Allison, dadas nuestras complicadas relaciones. Ahora solo podía esperar que esta decisión no trajera más problemas y que realmente cumpliera con su palabra. La incertidumbre de lo que vendría a continuación se apoderó de mí, y solo podía esperar que no me arrepintiera de lo que había hecho por el bienestar de la mujer que amaba.

DEFENDIENDO A UN CRIMINALWhere stories live. Discover now