CAPITULO 15

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Minutos atrás...

—¡Ali, espera! —gritó Alex—. Tengo una mejor idea.

—¿Cuál? —pregunté, deteniéndome para escucharla.

—Escucha, tengo un arma que mi padre me dijo que usara para defenderme en situaciones como esta.

—¡¿Qué?! —exclamé, sorprendida por su revelación.

—Tómala —insistió, ofreciéndome el arma.

—Estás loca, yo no sé usar eso.

—Mira, ya está cargada, no se disparará a menos que le quites el seguro. Además, solo será para aparentar, espero que no tengas que usarla.

—No lo sé, Alex, y si le disparo a alguien por accidente.

—Pues... Entonces la sociedad no extrañará nada bueno, ya viste a esos tipos, dudo que alguien los vaya a extrañar.

—Alex, te desconozco.

—Lo sé, lo sé, pero mi paranoico padre me enseñó todas estas cosas, no creas que las visitas al campamento militar eran porque me gustaba ir.

—Lo siento mucho, amiga.

—No te preocupes, la terapia me ayudó a superarlo, o algo así.

—Está bien, entonces yo los distraeré. ¿Y tú qué harás?

—¿Recuerdas el burdel de la esquina?

—Sí.

—Bueno, haré que esos tipos se desvíen hacia allá y así entraré por la parte de atrás.

—¿Estás segura?

—Sí, tranquila. Todo saldrá bien, solo ten cuidado.

—Está bien.

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—Entonces, ¿me ayudarás o no? —interrogué al padre de Adam.

—Está bien, ¿qué quieres?

—Necesito tener acceso a la sentencia y a los archivos del juicio de Adam, quiero saber qué juez dictó la condena.

—Eso que pides es ilegal.

—Supongo que no será tu primera vez.

—¿Cómo planeas sacarlo de allí?

—Ese es mi problema, solo necesito que me consigas el acceso a esos documentos.

—¿Cuándo los quieres?

—Para mañana. —respondí sin titubear—.

—¡¿Qué?! ¿Mañana? Es poco tiempo.

—No me interesa cómo lo harás, pero los quiero para mañana.

—No te sientas tan confiada, créeme que al igual que yo, tu vida corre peligro cerca de mi hijo.

Tragué duro, sintiendo un escalofrío recorriendo mi espalda.

—Este es mi número, llámame cuando tengas los documentos.

Alex y yo salimos de la casa y unos tipos nos escoltaron hasta la salida. Juro que cuando salí de allí, pude volver a respirar. Tenía el corazón acelerado, la adrenalina aún recorría mi cuerpo y la incertidumbre sobre el plan que había ideado me llenaba de nervios.

—Vamos a casa Alex, me siento agotada.

—Esta bien Ali.

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DEFENDIENDO A UN CRIMINALWhere stories live. Discover now