El chico de los ojos tristes (Aidan Gallagher)

Capítulo 19

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Habían pasado varias semanas y todo estaba normal: la escuela seguía su curso y mi madre ya no preguntaba por mi amigo, al fin y al cabo, parecía haber aceptado que tenga una amistad con él.

Estábamos en receso en la escuela y me encontraba con Aidan en el huerto regando algunas plantas, el chico había traído agua en una botella.

-Los tomates ya se están tornando rojos. En unas semanas supongo que ya estarán -el chico dijo y se volteó a verme sonriente.

-Están muy bien cuidados. Espero que nadie se dé cuenta de los tomates; se los podrían llevar.

-No lo creo, no hay muchos alumnos por aquí, y lo sabes.

-Supongo.

-Por ahora nuestro trabajo termino -Aidan guardo la botella y se dirigió al árbol para sentarse y recostarse en el. Yo lo seguí.

-¿Te puedo hacer una pregunta?

-Claro -respondí mirándolo.

-¿Has pensando alguna vez en casarte? -abrí mis ojos denotando sorpresa en aquella pregunta que había sido muy repentina.

-¿Casarme?

-Sí, no lo sé, es una pregunta por curiosidad.

-Amm. Bueno, mi madre me dice que su mayor sueño es algún día verme vestida de blanco entrando a la iglesia, es estúpido. Pero eso es lo que ella piensa. Yo solo le digo que no me quiero casar, me aterra eso. ¿Y tú? ¿Piensas casarte algún día después de acabar la universidad?

-No lo sé. Suena raro la palabra. Aunque quizá más adelante cambie de opinión, las perspectivas cambian, ¿no es así?

-Seguro que sí, ya no pienso igual que antes.

-Algunas personas muchas veces esperan a la persona correcta.

-He oído que para algunas no llega la persona que ellas quieren, y quizá la persona que aman no existe en este mundo, para otros esta lejos y ni siquiera se conocen, y hasta no hablan el mismo idioma. No se de donde lo oí, pero algo así escuché -. Estoy segura que a esas personas les llegará alguien que las ame como aquellas aman a la persona con la que no pueden estar. Debe ser duro, ¿no lo crees?

-Yo también oí algo parecido.

Nos miramos y Aidan sonrio, en ese momento sonó la campana indicando que era hora de volver a clases.

-Será mejor entrar, no quiero llegar tarde -pronuncie levantándome.

-Opino lo mismo.

(...)

Ahora me encontraba en la habitación de Aidan, estudiábamos para el próximo examen.

-Listo ya estudiamos, merecemos un descanso -dije feliz parándome de la silla -. ¿Y si pedimos delivery?

El chico rio y me jalo sin hacerme daño a la silla sentándome en ella nuevamente.

-Hemos estudiado diez minutos ____. Aún falta.

-Es que estudiar me cansa. Me da pereza.

-Pero si queremos llegar a ser profesionales debemos de estudiar para sacar buenas notas. Recuerda el examen para entrar a la universidad. Por cierto ¿que vas a estudiar? -lo mire seria y denotando tristeza repentina, inmediatamente este se preocupo -. Lo siento, creo que no debí preguntar. Podemos seguir estudiando.

-No te preocupes, Aidan -solté un suspiro y seguí -. Yo aún no sé que quiero estudiar, es decir, si sé, pero no puedo estudiarlo.

Aidan me miró confundido y entonces seguí.

-Sabes que amo los libros y escribir, y quisiera estudiar algo referente a ello, como licenciatura en lengua. Pero mi madre no quiere que estudie eso, ella anhela que sea doctora, y seria increíble ayudar a muchas personas, pero no es lo mío.

-No deberías hacerle caso a tu madre.

-¿Qué dices? Eso es imposible, ella siempre me manipula para hacerme dudar y cambiar mis opiniones, y no tener mi propia decisión. ¡Pero aquí la tonta soy yo que se deja convencer!

-No tú no eres tonta. Ya eres mayor de edad y ya tienes la edad suficiente para poder decirle no a ella, quizá cuando tenías menos edad debías hacerle caso en todo y sobretodo no debías contradecirle, y algunas veces lo hacen por tu bien, pero ahora estamos hablando de lo que te vas a dedicar toda tu vida, y yo opino que debes de hablar con ella y decirle tu decisión.

-No es tan fácil como suena. De tan solo imaginarme esa conversación se me eriza la piel.

-No pienses en lo que pueda pasar, piensa en que ella quizá acepte y te apoye en tu decisión.

-Yo la conozco mejor que nadie y sé como reacciona.

-Ve despacio, ¿de acuerdo? No te abrumes, aún hay tiempo.

-Esta bien -termine y volví mi vista al cuaderno.

-¿Guerra de almohadas? -el chico dijo de sorpresa e hizo que lo volviera a mirar. No dejo que respondiese y subió a su cama, agarró una almohada de las dos que tenía y me la lanzó a la cara.

-¡Oye! ¿En que quedó lo de estudiar? ¿No decías que debíamos estudiar más?

-Bueno, ¿acaso no querías un receso?

Lo pensé un momento, y sabía que él lo hacía para subirme los ánimos y dejar de pensar en lo que me preocupaba ahora, me parecía algo lindo de su parte, así que accedí. Agarre la almohada que me había tirado y contesté:

-Considerando eso, acepto -luego de decir eso le lancé la almohada, este lo esquivó.

-No me diste -se puso a reír y yo aproveche en tirarle otro que le agarro de sorpresa.

-¡Oye!

-¡Te di!

-Ja ja ja, muy graciosa -rápidamente agarro la almohada, se bajó de su cama y trato de aventarla en mi cara, pero lo detuve con mi mano y agarré la otra almohada para empezar a defenderme.

Parecíamos niños pequeños jugando, él me daba y yo usaba la almohada para cubrirme, las veces que me daba me pegaba despacio ya si llegaba a dar muy fuerte podría doler.

Recorrimos toda la habitación mientras peleábamos, nos subimos a la cama y ahí continuó la pelea. Es tonto lo que hacíamos, al final terminamos muy cansados y despeinados por tantos almohadasos.

Nos sentamos a la cama cansados y dimos un largo suspiro.

-Entonces, ¿quien gano?

-Creo que ha sido un empate -rei y este me siguió.

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¿Desde cuándo me demoro tanto en escribir?

No lo sé, pero trataré de escribir más seguido :"v

Espero les haya gustado y sé que la estoy haciendo larga :v
Pero como dicen la calma antes de la tormenta.

Así que en unos caps más ya verán lo que tengo preparado y ahí sí actualizare más seguido y estaríamos llegando al final de esta historia :")

Me ayudarían mucho si votan y dejan un comentario. Nos vemos en un siguiente capítulo.

Bye :D