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Lo que estaba viendo era real, absolutamente real, no era una alucinación ni un sueño, y eso me impedía reaccionar de algún modo, estaba petrificada

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Lo que estaba viendo era real, absolutamente real, no era una alucinación ni un sueño, y eso me impedía reaccionar de algún modo, estaba petrificada.

—¿Qué... qué estás haciendo aquí? —logré articular con la voz temblorosa.

—Quería verte —dijo él mientras se acercaba a mí. Lo miré sin entender absolutamente nada, la confusión era notoria en mi cara.

—¿A mí? —exclamé perpleja intentando no sonar cortante.

Cuando estuvo delante de mí me apretó entre sus brazos sin darme tiempo de reaccionar. Su olor tan agradable invadió el espacio, sentí sus brazos rodeándome, sentí su aliento cálido acariciando mi hombro, sus labios tan cerca de mi piel. Intenté hacerme la indiferente, intenté no sentirme emocionada por su cercanía, pero no dio resultado.

Mis brazos rodearon su torso y apoyé mi cabeza en su pecho justo como antes lo hacía, allí estaba, la parte de mí que deseaba estar entre sus brazos y dejarle hacer lo que quisiera conmigo.

Me aparté un poco y lo miré a los ojos. —No esperaba verte.

La sonrisa en su rostro se desvaneció hasta que no hubo rastro de ninguna expresión.

—Espero no... incomodarte, después de todo lo que pasó.

Él giró el rostro y me rozó la mejilla con la boca, me estremecí de pies a cabeza tan solo con ese roce fugaz.

Noté que sus ojos verdes se posaron un segundo en mi boca antes de volver a mis ojos.

—¿Lo estoy haciendo bien? —me preguntó directamente, yo no entendí a qué se refería.

—¿Bien? —fue lo único que pude decir.

Él asintió. —Sí, ya sabes que las disculpas no son lo mío. En este tiempo me he replanteado mis prioridades y me di cuenta de que mi vida se siente vacía si no formas parte de ella. Hayley, me siento vacío si no estás conmigo.

—Bryce, es un gran detalle que hayas venido hasta aquí solamente para disculparte, en verdad, no lo esperaba de ti, gracias... pe... —me detuve y pensé en las palabras adecuadas para decirle que yo había cambiado y ahora veía esta situación desde otra perspectiva.

Antes de que pudiera decir nada una medio sonrisa apareció en sus labios, a continuación, intentó posar sus manos en mi rostro, pero me aparté y retrocedí un paso.

—No, Bryce —negué con la cabeza—. Aún no sé si podré perdonarte.

—¿De qué hablas? He venido hasta aquí, he hecho hasta lo imposible para venir a buscarte, esa es la mayor prueba de mi amor hacia ti, Hay —dijo tranquilamente e intentó acercarse de nuevo, yo por inercia di un paso hacia atrás.

—Sí, has venido, pero eso no cambia lo que me has hecho, esto no me hará olvidar la forma en la que me trataste la última vez que nos vimos —aclaré, frotándome los hombros con las manos, ya comenzaba a sentir el frío nocturno que se adentraba en el corredor a través de las ventanas.

PerdiéndonosWhere stories live. Discover now