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La noche anterior no había dormido siquiera un poco, seguramente nada, y eso se notaba en mi rostro

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La noche anterior no había dormido siquiera un poco, seguramente nada, y eso se notaba en mi rostro. Me sentía cansada y tenía ojeras, los ojos me pesaban y se cerraban una que otra vez causando que me sintiera desorientada mientras avanzaba al lado de las chicas contemplando el pasillo repleto de disfraces en una tienda de la ciudad.

Por la mañana habíamos salido del internado en el autobús del instituto, una de las maestras había traído a los alumnos de nuestro grado a una enorme tienda de ropa. Nosotras entramos a la sección especial de la boutique, donde había todo tipo de disfraces; fantasiosos, góticos, históricos, navideños, de otra época, y de Halloween.

Las chicas me mostraban algunos disfraces a los que no prestaba la más mínima atención, aún me sentía fuera de órbita, por raro que pareciera las palabras de Zach aún no salían de mi mente, solo daban vueltas y vueltas en mis pensamientos.

—¿Qué sucede contigo, Hayley? No has dicho nada desde que entramos a la boutique y no te has probado ninguno de esos —indicó Tara señalando un montón de vestidos que ellas habían seleccionado para mí.

—Eso es cierto, estás aquí, pero parece que tus pensamientos se fueron de viaje a otro planeta —afirmó Ashley mirando su reflejo en un espejo amplio de cuerpo completo, ella tenía puesto un conjunto negro que resaltaba el color azul de sus ojos.

—He estado pensando que... no quiero asistir a la fiesta —dije completamente segura de mis palabras. Tara dejó de mirar su celular y volteó a verme. Ashley dio media vuelta y me miró perpleja.

—¿Y por qué has cambiado de opinión? Ayer saltabas de alegría y no dejabas de mirar disfraces en tu celular.

—Ciertamente, nada salió como yo esperaba y por eso he decidido no asistir, además, no tengo a nadie con quien ir —alcé los hombros y observé el disfraz que tenía puesto Ashley—. Ese te queda bien, resalta el color de tus ojos.

—Vamos, no seas así. Logan te invitará cuando lleguemos y... —Tara la interrumpió lanzándole un vestido a la cara—. ¡Hey! —exclamó Ashley y rodeó los ojos—. Se iba a enterar de todos modos.

—Era una sorpresa, Ashley. Logan dijo que... —comenzó a decir Tara, pero esta vez la interrumpí yo.

—No importa, Tara —me levanté del sillón y observé un disfraz al fondo del pasillo, era de dos colores; blanco y negro, la tela del vestido brillaba como las estrellas al anochecer—. Tienen razón, no permitiré que una tontería me arruine este fin de semana, y, además, creo que ya encontré el disfraz indicado para mí.

Una sonrisa apareció en el rostro de las chicas y yo sonreí aún más, contemplando aquel vestido, un vestido con el que nadie me opacaría, ni la mismísima acompañante de Zach y mucho menos la reina malvada de los cuentos de hadas.

Al siguiente día por la noche, Zach se daría cuenta de que se ha perdido de mucho al rechazarme. Nadie podrá apartar los ojos de mí, «Ni él, ni nadie», seré la protagonista de la noche y le haré honor a mi disfraz.

PerdiéndonosWhere stories live. Discover now