Capítulo 14: Vajilla de porcelana

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I

Levane

Una sedosa corriente de aire hace que mis párpados se sientan livianos sin prepararme para los rayos de sol que entran de forma directa por mi ventana.

Las hojas del abedul de afuera se filtran y brillan como luciérnagas por la noche. Mientras que la campana de viento de cristal que cuelga a un costado, crea una tormenta de colores dentro de mi habitación por el reflejo de la luz. Arcoíris bailando por mis paredes al compás de la música del cielo.

No recuerdo haber dormido con el vidrio abierto, debe de haber sido mi madre. Aunque es extraño que viniera sin traerme el desayuno a la cama, como suele hacerlo. Así que decido bajar a recibir mi manjar.

Sin embargo, al llegar a la cocina me sorprende lo desértica que se encuentra. Nostálgicamente pulcra.

Comienzo a examinar el entorno con el fin de hallar un rastro de humanidad, ya que el silencio me indica que no hay nadie a corta distancia.

Al aproximarme a la nevera, percibo una nota pegada con un imán de flor de hibiscus, un souvenir que nos trajo mi tía de su viaje a Hawaii.

En el papel se puede leer "Nos fuimos a buscar unas cosas, te dejamos un regalo modesto en la sala" con la letra de Gianna, pequeña, espaciada y redondeada.

No sé cómo sentirme al respecto, en un principio me entristecía la idea de que este año mi cumpleaños fuera un sábado, lo que significaba que no vería a mis amigos por la mañana en el instituto, y ahora ni siquiera estaría con mi familia.

Tampoco sé de qué podría tratarse ese obsequio, no les pedí nada fantasioso así que tal vez sea un lindo pijama como las otras veces.

Avanzo lentamente con el perturbador pensamiento de que era posible que un asesino se enterara de que hoy cumplía años y matara a toda mi familia para luego dejar un mensaje que me llevara a encontrar sus cuerpos mutilados tendidos del techo.

Pero al abrir la puerta, ellos son reemplazados por bellos adornos de mariposas, junto con globos, serpentinas y banderines, que engendran un clima tan colorido y resplandeciente, similar al que hay en los carnavales.

No pasa mucho tiempo hasta que una bola de confeti me golpea la cara y todos salen de sus escondites gritando "Feliz cumpleaños".

No puedo evitar sonreír y sentirme al igual que una extraña en un lugar lleno de gente alegre que la invita a formar parte de un grupo que desconoce. Incluso Coco tiene puesto un gorrito de cumpleaños.

Me doy cuenta de que Belmont, Prisco, Dara y Odette están aquí, y advierto a una Bianca que corre hacia mí para después darme un abrazo, a la vez que Gianna intenta ayudar a mamá a levantarse de atrás del sofá.

Todos se arriman para felicitarme.

Conmovidos, mis lagrimales dejan caer unos espejos azucarados, siempre había querido tener un festejo inesperado.

—Mira, preparamos un pastel con tu combinación de sabores favorita, frambuesa, chocolate y limón —Belmont se abre paso desde el fondo con el objetivo de enseñarme la obra maestra. El diseño exterior es un carrusel de parque de diversiones, con tiernos caballitos de glaseado a sus costados—. Y creo que todavía no notaste la presencia de Shawn en aquella esquina, estuvo viéndote desde que llegaste. —Al girarme me asusta la figura de un chico castaño de aproximadamente seis pies de altura. Mi respiración se queda en suspenso por unos microsegundos.

De suerte que hoy me coloqué los lentes de contacto, sino me hubiera desmayado en medio del salón por una imagen de cartón. Debo admitir que una muy atractiva.

Levane Y Las Almas DesorientadasWhere stories live. Discover now