Capitulo 20

706 71 42
                                    

CAPITULO 20. 

Celeste Black. 

(Leed la nota del final, es importante)

— No lo entiendo — murmuró el platinado a mi lado —Primero dice que me ama, y de un día para otro, me deja. 

Decir que estaba devastado era poco, Astoria lo había dejado por razones que desconocíamos, se acercó a él en la fiesta y lo dejó. 

Paso mi brazo por sus hombros y dejo que recueste su cabeza en mi pecho. Ambos estábamos en mi habitación, fumando un poco. Las clases hacia apenas una hora que habían acabado; lo traje a mi habitación para que me contará porque parecía que Lord Voldemort lo había poseído. 

—Lo descubriré, pero antes iremos a arreglar ese maldito armario. 

Se negó rotundamente —Es mi tarea Celeste, tienes muchas cosas que hacer. 

—Ciertamente no, Kathya no está, ahora mismo estará en Los Ángeles con mi abuelo tomando jugo, sentada frente a la playa mientras le dice cuántos novios tiene y él la alaba por ser tan buena. 

— ¿Y tus novios?

—Theodore está jugando con Blaise a no sé qué muggle, Azacel y Jerome posiblemente atormentando Sangre Sucias y Asher, bueno, él está durmiendo lo más seguro. 

—Nunca te has preguntado que si tienes hijos, de quienes serán, quiero decir, vas a tener cuatro maridos. 

—No importa, ahora mismo no pienso en eso. 

Se incorpora sentándose frente mío con las piernas cruzadas y una sonrisa traviesa. 

—Niégame que no has pensado nombres. 

—Pues claro que lo he hecho. 

—Dímelos. 

Suspiro y le doy una calada al porro —Mazikeen, Aurora y Nashira para niña y para niño, pues en realidad es lo que menos me he planteado, pero, Corvus, Perseo y Serpens. 

—Constelaciones. 

—Claro, menos Mazikeen, todas las demás —le paso el porro y me tumbo de lado apoyándome en mi brazo, sin dejar de mirarlo —¿Y tú?

—Scorpius. 

—Yo seré la madrina — declaro, no pregunto —Y él te dirá, ¿Dónde está la tita más guapa que tengo?, claramente refiriéndose a mí. 

—Me sorprende tu humildad. 

—Bueno, contando que te miras al espejo cada hora para alagarte a ti mismo, creo que eres el menos indicado para hablar de humildad. 

—Eso es mentira. 

Ambos nos echamos a reír y la puerta de mi habitación se abre de golpe, Jerome está en el marco junto a Azacel, claramente celosos. 

—¿Qué hacéis?

—Fumar y decir el nombre que les pondremos a nuestros hijos. 

Damon aparece de golpe. 

—¿He oído fumar?

Le doy el porro y él se sienta a mi lado, cuando va a darme un beso, la cara de mis chicos lo frena, termina dándome palmaditas en la cabeza, como si fuera un perro. 

Y un porro. 

Y otro porro. 

Y otro porro. 

The angel of death [# 2]Where stories live. Discover now