Extra #2 [Problemas en la playa]

Start from the beginning
                                    

—Me estás mandando a que me ponga ropa cuando tú siempre estás sin camisa cuando ella entra a tu cuarto.

—Me toma por sorpresa.

—Entonces conmigo será igual justo ahora.

—Hijo de...

—¿Me tienes miedo, Levitt?—se enderezó y uso una de sus manos para apartar el cabello de sus ojos. Una expresión de diversión surcaba su pálida cara.

—Ni siquiera un poco, Black—respondí devolviéndole la misma expresión divertida y maliciosa.

—Yo creo que sí. Temes que Senix pase más tiempo conmigo.

—¿Tú no temes lo mismo conmigo?

—Cada maldito segundo.

—Esta es la consecuencia de querer y desear a la misma persona.

—Por mi parte no me arrepiento—su expresión se ensombreció y nuestras miradas se retaron. Gris contra azul. Cuchillos contra dagas—. Aunque...

—...la quieras solo para ti—terminé por él—. Debes saber que no es posible, Black. Jamás lo será.

Sonrió.

—Si debo pasar por esto con alguien, no es tan malo si eres tú. Al menos eres una competencia digna.

—Me halagas. Ahora ponte algo y tápate tus...

—¡¡RYAN!!—gritaron desde el pasillo—¡¡RYAN, DALYA ME MORDIÓ!! ¡AYÚDAME!

—Te llaman—sonreí, me di la vuelta y miré por el resquicio abierto de la puerta a Leyton, el más fiel soldado de Ryan, y a Jhon, mi más fiel soldado, correr como verdaderos cobardes por una chica menuda de cabello corto y oscuro. No necesité verla bien para saber que sus ojos de dos colores, grises y violetas estaban encendidos de rabia. Me pregunté qué habían hecho para enojarla, pero luego me encogí de hombros. Esa chica era muy irascible a veces. Me recordaba mucho a Senix. Solo que ella no mordía.

Me volví y vi a Ryan levantarse de la cama con pereza, sus ojos me recorrieron de arriba abajo sin disimulo. Me crucé de brazos.

—¿No vas a salvar a Leyton?

—Que se joda—gruñó—. Él la hizo enojar, él la tendrá que calmar.

—O huir y ya—añadí—. En todo caso, te esperaré afuera. Y ya cubre tus...

—¿Qué? ¿Sorprendido?—miró su entrepierna.

Chasqueé la lengua.

—No sé cómo logras reprimir esta jodida faceta perversa delante de Senix.

—Cuesta como no tienes idea.

Vaya que sí la tengo.

—Pues más te vale seguir así. Ella aún es una niña.

—Lo sé.

—Bien.

—Pero a veces no puedo controlarme.

—Ni yo—cuando me di cuenta, ya había soltado lo primero que me vino a la mente—. ¡Digo, yo no! Yo soy un... Compañero responsable.

—Yo también—ensanchó su sonrisa, volviéndola cada vez más oscura—. Y a veces lo hago mejor que tú. ¿Quieres el manual de ayuda, Levitt?

—Te odio.

Recogió unos pantalones del suelo, se los puso junto con la camisa negra que yo le había lanzado y por encima una chaqueta de cuero oscuro. Casi estábamos vestidos iguales.

La Princesa Fénix |Aeternis #1|Where stories live. Discover now