❆ XXI: Barosmia ❆

1.8K 149 20
                                    


BAROSMIA

«La excitación
que comienza
en el olfato».

Después de la cena todos se fueron a sus habitaciones. Alek cumplió su palabra y debido a ello nos encontramos en habitaciones separadas. Yo no volví a insistir, al menos no tanto. Intenté convencerlo una vez más pero no accedió a que durmiéramos juntos y lo entiendo, pero no lo acepto.

Me estoy acostumbrado a él.

Para nosotros ni siquiera es esencial descansar, pero al lado suyo me quedo tan agusto que anhelo hacer miles de cosas o simplemente dormir. Esta noche podíamos besarnos hasta no aguantar el deseo para luego dormir abrazados y amanecer siendo cautiva de sus brazos.

Al final volví a la habitación que era «mi habitación prestada» y he de  admitir que la cama se me hizo fría, a pesar de que sentir el frío es algo que me encanta y el clima que me ha rodeado desde que tengo memoria. Pero en tan poco tiempo sentir su calor se me está convirtiendo en una especie de adicción y no puedo evitar desearlo a mi lado a cada segundo.

Buscando distraerme opté por tomar Los legado del Consejo y seguir leyendo. Al no poder leer más —que en vez de leer miraba las palabras— guardé el libro y salí al balcón. Lugar en el que llevo largos minutos.

La manada se encuentra en silencio, las luces blancas y anaranjadas de las casas desde la distancia y bajo el manto de la oscuridad se ven como un pedazo de cielo nocturno cubierto por bonitas y coloridas estrellas. El agua del río fluye en su recorrido, en el proceso me lleva a un escenario en el que con los ojos cerrados estoy bajo los efectos de su sonido y con Alek pegado a mí.

Cierro los ojos para concentrar toda mi atención en uno de mis sentidos.

Escucho voces, susurros, la melodía que produce el viento, fuego crepitar mientras consume madera, gemidos —pero no sus gemidos—, canciones... canciones cantadas por bellas voces femeninas y masculinas. No puedo evitar pensar en que la mayoría de las parejas en Wachsend tienen lo que Alek y yo anhelamos tener.

«Tenernos».

Tomo aire y lo expulso manteniendo los ojos cerrados con el rostro levemente inclinado hacia abajo y las manos posadas en el barandal.

El balcón está cerrado, asegurado por varias filas de un espeso metal que reconozco al instante. Abro los ojos y rompo el contacto con el material frío, al sentir la ligera comezón que me produce la plata cuando empieza a quemarme.

Me froto las manos y miro hacia el cielo, el mismo se encuentra nublado, pero a pesar de las nubes cargadas de lágrimas que anhelan ser derramadas, esos puntitos y destellos brillantes se asoman creando así en el verdadero cielo nocturno; la acertada representación de luz en la oscuridad.

Suelto un suspiro al asociar el cielo con sus ojos. Esos ojos cargados de anhelo y con ese brillo tan suyo provocado por mí que me hace admirarlos con más ganas, esos ojos que me invitan a perderme en su inmensidad.

Él alumbró mi vida, enciende mi cuerpo y acelera mi corazón. Cada segundo que pasamos juntos se entierra más profundo dentro de mi ser, cada vez anhelo más los pequeños detalles, las demostraciones de cariño, el afecto y la admiración que desprende al mirarme. La atracción entre ambos a medida que pasan los segundos se intensifica más y al recordar nuestros cuerpos unidos por primera vez me pregunto cómo rayos nos hicimos sentir tanto cuando apenas nos conocíamos.

Y sigue siendo así.

Apenas llevamos algo de tiempo conociéndonos, pero sé que los dos conocemos cosas del otro que, probablemente, ni siquiera las personas más importantes de nuestras vidas estén enteradas de ellas. En contados días soy suya y él es mío. En pocos días se ha reorganizado mi vida, en pocos días me he convertido en la vida de un hombre lobo insumiso y ardiente. ¿Debo asustarme porque todas las cosas que creí imposibles de la nada han llegado a mi vida?

Insumisión © [+18] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora