❆ XLI: Intrusos ❆

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INTRUSOS

Aleksandre

Vuelve a la habitación luego de cenar junto a Arian y Ágata, su cuñada. Pude colarme en la cena pero preferí dejarla entre mujeres y meter la mano en los platos que Nina tenía encima de la isla de la cocina. Al abrir la puerta y dar el primer paso dentro se queda estática, mirándome. En su mirada aparece un brillo que conozco a la perfección, causando que sonría.

Sus ojos descienden por mi pecho hasta quedarse fijos en la toalla que se envuelve por mi cintura.

Si supiera lo mucho que me gusta gustarle.

Me mira como si yo fuese un jodido encendedor y ella un libro dispuesto a dejarse quemar por mí.

Su mirada vuelve a mi rostro tras cerrar la puerta con seguro y deshacerse de los zapatos. Deja de mirarme, empezando a quitarse el gabán  y el vestido.

Últimamente siempre lleva uno de esos abrigos largos para ocultar la pancita que dentro de un par de semanas todos empezarán a notar.

No me ha dicho una palabra en horas luego de escucharme en una conversación que no pretendía ocultar pero resultó ser incómoda y comprometedora.

Darius es un mensajero del consejo, pero no un mensajero cualquiera. Es sobrino de uno de los tres más poderosos y tiene más poder que un vampiro común. Tuve que llamar a alguien para ver cómo están las cosas allí luego de que los Jerarcas se enteraran de que fue la mismísima Líder de Wachsend quien asesinó al número cuatro tras el ataque a nuestra manada.

El problema es que Bianca Salvatore jamás puede disimular su agrado por mí. Durante años ha intentado que haya algo más entre nosotros y por suerte cuando decidí ceder ante el deseo no lo hice con ella. No es igual que Vanora, la pelirroja respeta a sus Líderes y sabe qué cosas hacer y cuáles no. Es una buena mujer y deseo que si quiere alguien a su lado lo elija bien, porque no merece más que alguien que se entregue tanto como ella. Bianca, por su parte, es de esas personas a las que no les importaría pasar por encima de todos con tal de cumplir sus objetivos. Su ambición la ha convertido en la prometida de un ser poderoso del cual anhela vengarse.

Está metida en la boca del lobo y aquí también lo estará si se propone sacar de quicio a mi mujer.

Sigo pasándome la toalla por el cabello y me deshago de la que se envuelve en mi cintura al notar como me mira de soslayo. La veo tragar saliva ante la ostensible excitación que no me molesto en ocultar.

En los últimos días ha estado más exigente y activa de lo normal, cosa que no me molesta en lo absoluto. Al contrario, disfruto cada estremecimiento cuando toco aquellas zonas de su cuerpo que se encuentran más sensibles por el embarazo. Su placer es más intenso y por lo tanto sus gemidos también. Esos son melodías para mí.

—¿No piensas hablarme...?

—No —masculla, acomodándose el pelo oscuro y ondulado para taparse los senos luego de quitarse el sostén.

«Santos cielos».

—¿Por qué? —Contengo la respiración.

—Lo sabes.

—Nena, soy inocente.

—¿Ah sí? —Pone los brazos en jarra, causando que un pezón se cuele entre sus cabellos—. Vas a traer intrusos a nuestra casa. No podemos confiar plenamente ni siquiera en las personas a nuestro alrededor y traerás una mujer que a leguas se nota que está loquita por ti cuando mi embarazo se nota cada vez más y...

Se calla al notar como mi sonrisa se ensancha.

—¿Qué rayos te hace gracia?

Suelto un suspiro intentando contener la risa y me acerco a ella cuando se acuesta en la cama.

Insumisión © [+18] ✓Where stories live. Discover now