❆ XVI: Como un sedante ❆

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COMO UN SEDANTE

Aleksandre

No dejo de admirarla.

Duerme tranquila y se ve tan hermosa haciéndolo que me da cierto miedo tocarla. Su melena es un desastre y aún así se ve tan bella, tan inalcanzable, tan admirable, tan mía y poderosa. A pesar de que es un poco más baja que yo y más delgada, su figura es esbelta y su presencia tan pesada, identificable e imponente... es casi imposible que pase desapercibida o que no llame la atención.

Me da satisfacción saber que soy parte de su nueva vida, de esa nueva etapa que empieza dejando de lado el sufrimiento. Antes de la medianoche clavaré mis colmillos en su piel, el vínculo terminará de crearse y su dolor desaparecerá. Ya no sufrirá y continuaremos nuestra vida juntos.

No sé cómo llamar el remolino de sensaciones que sentía mientras hacíamos el amor. Porque sí, nos hicimos el amor. A destiempo, pero lo hicimos.

No le falta nada, todo en ella es hermoso y perfecto. Su pequeña cintura, sus caderas, su larga y oscura melena ondulada, sus piernas, sus labios, sus ojos, su sonrisa, sus gemidos, su piel, su forma de caminar, su forma de disfrutar el placer, su forma de hablar, su forma de ser, su existencia; ella. Es todo lo que cualquiera anhelaría tener.

No creí que llegaría alguien a hacerme romper los esquemas, esperaba a mi compañera pero ella me encontró y se clavó en mi mente, aún más al descubrir su secreto. De una vez surgió la idea de comprometerme a sanar su corazón.

No creí que sentiría tantas cosas a la vez estando cerca de una persona. Me da paz solo verla y al mismo tiempo acelera mi corazón. Con facilidad podría contemplarla por años y no me cansaría nunca.

Aparto esas hebras de la melena que se encuentran esparcidas por su rostro.

Su cabeza reposa en mi abdomen mientras duerme, su cuerpo se encuentra desnudo y la sábana blanca solo le cubre desde la espalda baja hasta los pies. Su respiración es lenta y pausada, verla así de tranquila solo hace que quiera destruir todo aquello que amenace con quitarle la estabilidad. Alexa es mi compañera, mi prometida, mi futura esposa, mi futura reina, la futura madre de mis hijos y mi tesoro. Aunque no necesite ser protegida protegeré su paz y sobre todo su corazón.

Suelto un suspiro mientras sigo acariciando su piel. He visto y tocado la marca en su cuello y no he podido parar de pensar en su significado. Ella al parecer no lo tiene tan claro, así que pienso hablarlo en cualquier momento. Además de esa marca, en su piel tiene algunas pecas —apenas visibles— en la espalda y en sus senos que vuelven su piel aún más admirable y exótica.

La lluvia helada que cae de manera estrepitosa no hace más que aumentar mis ganas de quedarme encerrado junto a ella. El ambiente es tranquilo, natural, satisfactorio y muy relajante. El olor a petricor y madera húmeda inunda mis fosas nasales haciendo efecto en mí como un tranquilizante.

Hace mucho tiempo añoraba poder estar en paz dentro de mi habitación. El trabajo me agota mentalmente y al intentar descansar solo conseguía pensar en más planes para mantener a los integrantes de mi manada a salvo, hace mucho tiempo no disfrutaba tanto de mi mayor deleite: la lluvia.

Desde que la vi las noches han sido distintas, me he mantenido meditando la situación. Esta madrugada dormí poco, porque, además de que nos rendimos tarde, al despertar estuve agusto mirándola e imaginando cosas que mantienen mis sentimientos a flor de piel mientras su cercanía me hace sentir esa satisfacción inigualable que transmite al dormir.

Ella me tiene en sus manos, me tiene a su disposición y la idea de ser más suyo me encanta cada vez más.

Pero no solo pienso en lo bueno, también pienso en lo malo. Y lo peor de todo esto no es saber si las posibles consecuencias de mis actos llegarán a suceder.

Insumisión © [+18] ✓Where stories live. Discover now