❆ XLVIII: Cacería ❆

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CACERÍA

Finales de primavera

~ Algunos meses después ~

Aleksandre

Si alguien me hubiese dicho que después de un ataque a mi manada me encontraría sonriendo de oreja a oreja no le hubiera creído.

Pero eso es lo que estoy haciendo justo ahora al observar a mi esposa devorando frescas mientras lee tranquilamente un libro en griego sentada en el balcón de nuestra habitación.

Su cabello negro reluce al igual que su piel a la luz del sol que durante pocos segundos la cubre con calidez. Al notar mi presencia sonríe ampliamente y viene casi corriendo hacia mí, poniéndome a temblar mientras ruego porque no se caiga.

Siempre lo hace, me tortura cada que prácticamente corre a recibirme porque el miedo a que suceda un accidente es tan grande como las ganas de que nazcan nuestros bebés.

—Alexa, me vas a matar de un ataque al corazón.

—Eres un exagerado, meine Liebe —literalmente me inspecciona de pies a cabeza hasta comprobar que no tengo ni un rasguño.

meine Dame —acuno su rostro entre mis manos y recibo gustoso todo lo que desee tener una vez acabamos con todos esos malditos: Sus labios.

Sus rosados y carnosos labios que saben a esas fresas que mi pequeña golosa ha estado comiendo sin parar desde hace meses.

Esos ojos grises siguen escudriñando mi rostro apenas se separa un poco de mí. Yo me pierdo en esa hermosa sonrisa que me hace saber que los cuatro se encuentran perfectamente bien.

—¿Los mataste a todos?

Una vez comenzaron los ataques con el objetivo de matarme y adueñarse de mi manada no han parado. La seguridad está hasta el tope y hace semanas que no duermo aunque Alexa crea todo lo contrario.

Me mantengo con los ojos abiertos noche y día, estoy pegado a ella cuando no estoy en ese claro del bosque que se ha convertido en campo de batalla.

No me importa que un manto protector proteja el pueblo, incluyendo nuestra casa; no me importa que los Sierich estén en ella, no me importa que mi suegro esté en Dunkel dispuesto a mandarnos un ejército con una llamada, no me importa tener tres híbridos a nuestra disposición, no me importa absolutamente nada. Me he prohibido descuidar la seguridad de mi mujer, mi familia y mi manada aún cuando todo está en orden a pesar de los ataques.

No me permito confiar de más.

Así como el manto nos protege existe una mínima posibilidad de que sea destruido y no será esa la que dañe a mi familia o a Wachsend mientras yo esté con vida.

—No quedó ninguno —le sonrío.

Se mantiene con la misma expresión pero algo brilla en sus ojos y sé de qué se trata porque yo también lo siento: satisfacción.

Satisfacción al saber que nuestros enemigos no tienen un blanco fácil y que por más que nos ataquen nosotros siempre llevaremos la delantera.

—Así me gusta.

Toma mi mano y me guía hasta la cama. Se sienta con mucho cuidado, toma el borde del camisón que a penas le cubre y lo levanta, mostrándome por completo el abultado vientre de seis meses apretado e hinchado a más no poder. Guía mi mano hasta hacerme tocarla. Me hinco ante ella y cubro nuestros hijos con mis manos. No dejo de ver sus hermosos ojos, mucho menos esa sonrisa de anhelo que me encoge el corazón cada que la veo junto a ese brillo hermoso que me confirma estoy en el lugar correcto.

Insumisión © [+18] ✓Where stories live. Discover now