A los ojos de Chu Yang, nadie en este mundo es más vulnerable que Jiang Gu, nadie es más amable que Jiang Gu y nadie es mejor que Jiang Gu.
No importa que el cielo se caiga o que el mundo se destruya, sus pensamientos por Jiang Gu nunca cambiaran.
Así que por el bien de la seguridad física de Jiang Gu, ¡ni siquiera se quedó en la cama estos días!
Levantó a Jiang Gu a las cinco de la mañana y lo arrastró a dar unas vueltas por el jardín. El pobre Jiang Gu era tan "blando", que no importaba cuanto pudiera correr, después de unas cuantas vueltas estaba muy cansado, y al terminar regresaba a sus brazos. Después de acabar los ejercicios era llevado por Chu Yang a la ducha.
Hizo que Chu Yang se sintiera angustiado mientras esperaba a que Jiang Gu se terminara de bañar. Y por las mañanas y las tardes, masajeaba los brazos y las piernas de Jiang Gu para evitar que sufriera calambres por el exceso de ejercicio.
Incluso Jiang Zi Ao ya no podía soportar ver los cuidados que Chu Yang le daba a Jiang Gu como si este tuviera miedo que se cayera y rompiera.
El cachorro sólo se preocupa por ese Jiang Gu que finge ser alguien inocente y no por él, ¡claro que está celoso!
Así que Jiang Zi Ao, se quedó despierto hasta las tres o cuatro de la noche y se levantó temprano por la mañana apoyándose contra la puerta con dos grandes círculos oscuros debajo de los ojos, sus brazos envueltos y piernas temblando, a simple vista se veía mal.
¡Hoy tenía que mostrarle a Jiang Gu lo que peligroso que podía ser!
Xu Qian, que se había levantado temprano para preparar el desayuno, no pudo evitar echarle una mirada extra, preguntándose qué estaría tramando ese hombre de nuevo.
"Si te pones una camisa así tan temprano por la mañana vas a coger un resfriado". Xu Qian no pudo evitar decirlo.
"¿Qué te importa?" Jiang Zi Ao hizo una mueca de disgusto, agitando la mano como si hubiera visto un bicho: "Vete y déjame en paz, ¿crees que soy tan débil como tú? Te lo digo Xu Qian, ¡nunca he conocido la palabra frío desde que era un niño!"
Mirando la cara arrogante de Jiang Zi Ao, Xu Qian no se enojó, solo se dio la vuelta y se puso a trabajar como siempre.
Cuando Jiang Gu y los demás bajaron, vieron a Jiang Zi Ao de pie en la puerta, estornudando por el frío.
Ya era otoño y la temperatura seguía siendo muy baja a primera hora de la mañana.
"¿Tío?" Chu Yang se preguntaba por qué Jiang Zi Ao se había levantado tan temprano hoy.
"¡Cachorro!" Jiang Zi Ao había esperado mucho que estos dos bajaran y finalmente pudo apuntar con su dedo tembloroso a Jiang Gu, y dijo, "¡El tío te mostrará la verdadera cara de este tipo!"
Luego, bajo la mirada desconcertada de Chu Yang, Jiang Zi Ao respiró profundamente, con una postura amenazante, frunció el ceño y sus nudillos crujieron.
Jiang Gu, por su parte, permaneció inmóvil en su sitio, limitándose a enarcar las cejas.
La atmosfera era tensa, al segundo siguiente Jiang Zi Ao finalmente se movió y abrió su boca hacia Jiang Gu y dijo.
"Sobrinito, si hoy corres diez vueltas alrededor del jardín sin quedarte sin aliento, ¡te daré diez fotos de la cara de tu cachorro durmiendo! Hay de todas las edades, en la cama, en el auto, en el escritorio, con faldas y sin pantalones".
Jiang Gu: "..."
Chu Yang: ¡???!
"Tú..." Jiang Gu levantó los labios en una sonrisa, pero sus ojos se entrecerraron peligrosamente, como un lobo hambriento fingiendo desinterés hacia su presa, "¿Cuándo tomaste las fotos?".
