Paul sufre de un leve TOC, el cual empeora cuando una crisis invade todos los países del mundo, y debe obligarse a adaptarse
En el momento en que cree tener todas las cosas controladas, cierto individuo llega a su vida para desordenar un poco su rut...
Observé de reojo al chico dormir plácidamente con la cabeza apoyada en la ventana, manteniendo una mochila aferrada entre sus delgados dedos, y me fijé en sus infantiles facciones, no pudiendo evitar sonreír al notar lo mucho que se parecía a mi novio.
Finalmente nos encontrábamos de regreso a Londres, teniendo que habernos quedado un día más y hecho un montón de trámites antes de nuestra partida. La prueba de paternidad sólo había terminado por confirmar lo que mi novio temía, Sean era su hijo, y eso lo tenía inquieto, pero no podía juzgarlo por sentirse de esta manera. Tan sólo hace una semana vivía sólo con su perro y no tenía muchas preocupaciones, y ahora llegaría a casa con un niño de nueve años.
Ni siquiera se lo había contado a su madre aún.
—¿Qué tal si es alérgico a los perros? —sonreí.
—George era alérgico a los gatos cuando era niño, pero tenía uno de todas formas ya que estaba en un tratamiento para ello. —mi novio suspiró.
—¿Se hará pipí en la cama? Oh demonios... No tiene cama. —reí bajito.
—Tranquilo John, puedes utilizar la de mi hermano mientras compras una nueva. Todo tiene solución. —él murmuró un par de palabras que no comprendí para calmarse, centrándose en el camino frente a nosotros.— Y tiene nueve años, ya superó la edad de orinarse en la cama.
—Tienes razón, es un chico grande...
Reí bajito, y sonreí en su dirección cuando dejó reposar su mano izquierda sobre mi muslo tal y como acostumbraba las últimas veces que salíamos juntos, presionando mi piel suavemente para luego quedarse completamente estática en ese lugar, moviendo los dedos de vez en cuando como si fueran las garras de un gatito.
