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—Oh dios, oh dios... —murmuré, sujetándome la cabeza entre las manos.

Por primera vez en meses había sacado todas mis prendas del armario, viendo mi ropa doblada en distintas torres sobre el colchón, mirando y juzgando mis opciones para ir a la casa de la madre de John y no lucir tonto. Mi novio me dijo que también llevara un bañador porque había una piscina en su patio trasero, y aquello me había puesto aún más nervioso, porque los únicos shorts para la ocasión que tenía eran de diseños infantiles y bobos. Tragué saliva con algo de angustia, y tomé aquellos de pac-man que había comprado antes de la pandemia, metiéndolos doblados en la mochila que llevaría con mis pertenencias, junto a una camiseta con tela de lycra ideal para estas situaciones. Me avergonzaba un poco el hecho de que John viera mi torso desnudo, pues tenía un par de complejos al respecto, y me sentía mucho más cómodo estando con más telas cubriéndome.

Finalmente me puse un short gastado, una camiseta blanca de alguna banda de rock y zapatillas negras. Guardé toda la ropa que estaba sobre la cama en mi armario de regreso y me di ánimos a mí mismo, preparando las últimas cosas que necesitaba para llevar a nuestra salida. Quité el seguro de la puerta y me dirigí a la sala llevando mis pertenencias, observando con una pequeña sonrisa a John sentado en el sofá con Martha sobre su cuerpo, lamiendo su rostro mientras me esperaba.

Aún se encontraba algo débil por los efectos de la vacuna, pero estaba mucho mejor que ayer, al menos ya no sufría de fiebre y tenía buen ánimo. John me observó a través de sus gafas y pude notar sus mejillas tornarse rojas, una risita escapó entre mis labios al verlo reaccionar de esa manera.

—Perdóname otra vez, Paul... —dijo él, acariciando a Martha.

—Ya te dije que no importa John, cuando la gente tiene temperatura alta dice muchas cosas. —fue mi bobo intento por calmarlo.

—Te propuse matrimonio Paul...

Ambos nos observamos por unos segundos, y reímos bajito.

—Bien, iré a dejar a Martha con George y regreso. —cambié el tema, y mi novio automáticamente se levantó de su sitio.

Me vestí con el traje de "astronauta" antes de salir, poniéndole el arnés a mi hija perruna, llevando una pequeña bolsa con su comida y sus platos, saliendo de mi apartamento para ir hasta el de mi mejor amigo. Definitivamente había sido muy conveniente cuando decidimos mudarnos al mismo edificio.

Tras dejarle mil encargos para mi pequeña, bajé otra vez a mi piso, y abrí la puerta para encontrarme a John vistiendo su traje, con nuestras pertenencias juntas en el sofá. Tragué nervioso una última vez, y asentí, preparado. Tomamos nuestras cosas y nos fuimos del edificio, bajando los escalones y dirigiéndonos después al estacionamiento, donde por primera vez vi el auto de John.

—No saco hace mucho tiempo a mi bebé. —comentó en cuanto subimos con nuestras cosas, sacándome una sonrisa.

—¿También tratas a tu auto con cariño? —John asintió, acariciando el volante bajo sus dedos a mi derecha.— Mike siempre me molesta por hacerlo, pero no puedo evitarlo, mi auto es mi segundo bebé luego de Martha.

—Oh, no me hables de Mike, era mi alumno favorito y extrañaré oír sus ocurrencias... —sonreí.

—Él también te estima mucho. —confesé, sintiendo un pizca de culpa por delatar a mi hermano, pero el sentimiento se esfumó en un santiamén tan sólo por verlo contento.

Observé su bonita sonrisa porque se había quitado la mascarilla, y encendió el auto, comenzando a manejar. Yo intenté relajar mi cuerpo, moviendo mis hombros sobre el cómodo asiento, escuchando la radio con el volumen bajo de fondo mientras observaba el paisaje por la ventana, que eran las calles de nuestra bonita ciudad. Sentí el calor subir a mi rostro en cuanto un suave tacto se posó en mi pierna, quedándose ahí estático en mi muslo. Observé a John con disimulo, viendo su rostro sonrojado, tal y como probablemente el mío también lo estaba.

don't touch me ; mclennonWhere stories live. Discover now