19

468 70 69
                                    

Mis ojos se abrieron con lentitud, un poco desorientado y siendo afectado por la luz del televisor. Podía sentir sus caricias en mi cabello, su pecho subiendo y bajando con lentitud bajo el mío, casi moviéndose al mismo ritmo. Fue en ese entonces que mi mente se aclaró y despertó por completo, que recordé habernos dormido abrazados en el sofá viendo películas, no pudiendo haber resistido sus mimos y simplemente me desconecté del mundo por un tiempo, marchándome al país de los sueños.

—Hey, despertaste. —dijo, besando mi frente con suavidad.

—¿Peso mucho? —pregunté, arrastrando un poco las palabras.— ¿Quieres que me salga de encima?

—Nop, estás calentito. —me contestó, abrazando mi cuerpo contra el suyo.

John era muy cariñoso, un hombre de piel, y a diferencia suya, yo no estaba acostumbrado a aquello, incluso me atrevería a evadir cualquier contacto físico con otra persona, pero con John era distinto. Me sentía seguro y cómodo con él, adoraba que fuese cariñoso conmigo y que me lo demostrara.

—John... —él hizo un pequeño ruidito, indicando que me escuchaba.— ¿Puedo besarte?

Me alcé con cuidado en mi lugar, arqueando un poco mi espalda para que mi rostro quedara a la altura del suyo, y sentí las mejillas un poquito calientes cuando simplemente me quedó observando con una sonrisita.

—Obvio. —contestó, cerrando los ojos y estirando sus labios cómicamente, haciéndome reír bajito.

Y sin dudarlo lo besé.

Aunque nuestro beso no duró demasiado porque Martha se posicionó junto al sofá y lamió nuestros rostros, obligándonos a separarnos. John rió y acarició su peluda cabeza, alegando que no podía recibir sus besos porque Loki se pondría celoso, y ella pareció comprender sus palabras, simplemente buscando caricias de sus mágicos dedos.

Me sentía muy bien con él, y ya no me asustaba tanto aceptarlo. Ya no me aterraba aceptar que John me gustaba demasiado, y es que yo realmente quería ser feliz, y John me hacía sentir muy feliz. Pero aún la incertidumbre yacía dentro de mi corazón, mi ex había regresado y eso me tenía intranquilo, me tenía mal. Simplemente desearía que nunca hubiese vuelto, y no estaría tan preocupado o asustado; no estaría tan pesimista respecto al futuro. Y no se debía porque aún sintiera cosas por él; porque no sentía más que rechazo, temor y odio por Klaus, y no quería que eso afectara en mí y John.

—Paul... —llamó mi nombre, y lo observé, alzando una ceja.— ¿Quieres ser mi novio?

Oh dios.

Mi corazón se detuvo un par de segundos, y mi mente se vació. Mi rostro ardió y estuve completamente seguro de que nunca me había puesto tan rojo como en ese momento. John me observaba con una pequeña sonrisita, incluso me atrevería a decir que estaba algo tímido, esperando por una respuesta de mi parte. Separé mis labios nervioso, temiendo tartamudear al responder, pero las palabras parecían no querer salir, y John notó eso, porque dejó de sonreír.

—¿T-tu novio? —pregunté, y me sentí un tonto por hacerlo.

—¿Es muy pronto? Perdóname por ser tan intenso Paul, es que estoy tan enamorado de ti que dejo de pensar en lo que digo cuando estoy contigo. Puede que diga cosas-

—Si quiero... —interrumpí su rápido discurso.

Y el ambiente quedó en silencio por unos segundos.

—¡¿Lo dices en serio?! —asentí, y sacudió mis hombros ligeramente con emoción, haciéndome reír bajito por su graciosa reacción.

—Quiero ser tu novio. —contesté con firmeza, más seguro.

don't touch me ; mclennonWhere stories live. Discover now