Capítulo 34: ¿Qué tengo con las chicas raritas?

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Ha pasado casi un año desde mi llegada al pueblo, admito que desde que llegué las cosas fueron bastante calmas, en este tiempo conocí a Rosa y sus hermanos, a Carla y Chuck, incluso la jefa es alguien a quien aprecio, pero lo más sorprendente fue como logré cambiar el pueblo para bien, los olores de este lugar claramente han mejorado y la gente ahora tiene mucha más comida, aunque a excepción de entrenar e ir al bar, no hay realmente nada divertido que hacer con ropa en este lugar... creo que lo tomaré como mi próximo proyecto.

Así como yo me siento feliz de vivir aquí, parece que la gente también está contenta de que yo esté con ellos, no es raro para este punto que los granjeros de la zona me traigan algunas verduras como regalo y considerando que ellos tienen su propio mercado de agricultores(al que a veces le vendo semillas o abono) está claro que no es un equivocación.

-La gente parece que ya está muy emocionada porque se acerca la fecha del segundo torneo. -Comentaba Rosa mientras desayunábamos los cuatro (Carla, Luna, Rosa y yo), aunque la idea era solo hacerlo una vez, supongo que me pudo la presión social y decidimos convertir ese día en un festival clásico de nuestro pueblo, por cierto, si se preguntan donde están Royce y Renzo pues les diré que sus respectivos "maestros de oficio" les agarraron cariño al punto de pedirme que ellos vivan como aprendices interinos en sus casas, aunque estaba algo indeciso los propios niños querían hacerlo, por lo que al final lo permití con la condición de que vuelvan a visitarnos al menos una vez al mes, aunque claro está que a Luna no le gustó particularmente la idea.

-Bueno, será mejor que me vaya yendo al trabajo. -Dijo Carla mientras llevaba su plato al fregadero, al abrir la puerta, un guardia se encontraba a punto de entrar.

-Señorita, que buen momento, la estaba buscando. -Cuando vi al guardia me acerqué con curiosidad.

-¿Qué pasa? -Pregunté.

-Bueno... hay una mujer... extraña en la puerta del pueblo y quería ver si podía lidiar con ella.

-Entiendo, haré lo que pueda.

-Te acompaño. -Dije al escuchar de la peculiar situación, pero Carla se veía algo enojada.

-No quiero, cada que intervienes en los casos donde una mujer "rara" viene al pueblo terminas con una nueva novia.

-Oye eso no es cierto. -No espera así es como conocí a Rosa.

Tras salir de casa nos dirigimos a la puerta, donde una mujer de unos veinte años, cabello crespo, rubio y largo hasta las rodillas, así como una túnica púrpura que ocultaba una camisa blanca con minifalda a juego con la capa y sombrero de bruja estaba parada frente a la puerta.

-¡Eh venido a desafiar al legendario mago que vive en este pueblo!

-¿Tenemos uno de esos? -Pregunté mientras le miraba...

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