Capítulo 10: ¿Qué me viste la cara de furro?

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Un mes ya pasó desde aquella petición, al final fui agregando algunas rejas extras a petición de los aldeanos y con eso conseguí un nuevo producto, las recargas de batería, aunque admito que es un poco rastrero cobrar precio de batería nueva por recargarla todo se vale en la guerra y el amor. Por el pueblo las cosas también han estado cambiando, los visitantes son cada vez más frecuentes, tal parece que nuestros productos únicos y los otros productos de alta calidad y bajo precio nos han hecho muy populares entre eruditos, comerciantes y aventureros, también noté que Layla parece venir un poco más arreglada cuando viene a visitarme, poco a poco la operación MILF progresa... ok, ya me calmo. Luna parece que ya controla mejor sus hormonas, el otro día solo terminó acosando a un solo cliente en todo el día ¡Eso es un gran logro! Por mi parte, después de cerrar la tienda suelo entrenar con Carla combate con espada.

-Usa el pie de detrás para impulsarte al atacar y el de adelante para retroceder. -Decía mientras saltaba con la rama al frente, en ese momento caí sobre mi trasero.

-No es nada fácil. -Decía mientras me levantaba.

-La espada no es fácil, recuerda, detrás avanza, delante retrocede y cruzado para girar. -Me sorprendió que su estilo de espada pareciera fusionar la esgrima con el boxeo, aunque supongo que las cosas naturales para la gente son las mismas en cualquier mundo. -Dominar el paso frontal puede permitirte contra-golpear casi cualquier tipo de ataque, así que asegúrate de no tener miedo.

-Sí maestra. -Así retomamos la lección.

-A todo esto ¿Por qué ese repentino interés en la espada? -Decía mientras seguía desviando mis ataques y aplicando puntos.

-Como tengo que moverme por el bosque necesito aprender a defenderme solo para no necesitar una escolta.

-Pero me gusta escoltarte aunque te nos pierdas a medio camino. -Decía mientras hacía un puchero y su ataque aumentaba su agresividad, para cuando quise ver estaba tirado sobre mi espalda bloqueando sus estocadas.

-¡Ok, tiempo fuera! -Gritaba mientras cubría mi cara.

-Estás mejorando, quizá dentro de un mes o dos puedas incluso participar en una incursión al bosque sin ser un estorbo. -Difícil de creer después de lo que acaba de pasar. Mientras me levantaba, uno de los soldados se acercó a Carla.

-¡Vice-capitana! ¡Tenemos un problema!

-¿Problema? ¿Qué pasó? -Preguntó preocupada.

-Encontramos un lobo.

-¡¿Lobo?! Vamos de inmediato. -Dijo con firmeza, aunque me parecía raro que reaccionaran así por algo tan común, opté por ir con ellos, al llegar me encontré con un montón de guardias que rodeaban algo mientras apuntaban con lanzas, al acercarnos, había frente a ellos una joven de cabello negro, crespo y corto, con orejas de lobo y vestida con taparrabos.

-Intentó cruzar a los cultivos exteriores y la cazó la barrera eléctrica que puso el tendero ¿Qué hacemos con ella vice-capitana? -Preguntó uno de los soldados.

-Si hay una entonces habrán más, llévenla a la sala de torturas para sacarle información. -¡Espera! ¿Tienen sala de tortura? Viejo, esto escaló rápido.

-Esperen un momento. -Dije sin pensar, en ese momento todos me miraron, aunque me tomó un segundo seguí hablando.

-Déjenme intentar algo. -Así que me acerqué y poniéndome de cuclillas me dirigí a la chica lobo. -Buenas ¿Entiendes mi idioma? -La loba gruñó y todos le apuntaron sus lanzas, pero a regañadientes habló.

-Te entiendo humano.

-Bien ¿Por qué querías asaltar nuestros campos? Creí que los lobos comían carne.

-Tenemos hambre...

-¿Quienes? -En eso mostró los dientes y se puso agresiva.

-¡Como si te lo fuera a decir! -Una vez más las lanzas le apuntaron, con mi mano les indiqué que se calmaran.

-Escucha, si no me lo dices te torturarán para que lo diga ¿Quieres eso? -Entonces bajó sus orejas.

-No...

-Entonces cuéntame y puede que te pueda ayudar. -La mujer lobo al final terminó por hablar.

-Mis hermanos pequeños y yo fuimos expulsados de nuestra tribu y no pudimos cazar nada solos, estábamos desesperados por lo que intenté tomar comida de humanos.

-¿Cuantos son ustedes?

-Somos tres. -Tras esto me levanté y me giré hacia los guardias.

-Hagan que espere aquí un momento. -Tras eso fui por mi mochila, pensaba darle estas a Carla como agradecimiento, pero mejor le doy otras otro día, así volví con tres barras de chocolate. -Quítales el envoltorio, aunque parezca poco les dará mucha energía, debería bastarles para buscar tierras de caza más fáciles. -Tras entregarle estas la mujer lobo me miró confundida. -Tranquila, no es veneno. -Espera ¿El chocolate no era venenoso para los perros? ¡Mierda! Quizá ya la cagué. Tras recibir la comida la mujer se fue corriendo y se perdió en el bosque. -Problema resuelto. -Dije mientras me levantaba, pero los guardias me miraban preocupados.

-¿Qué pasa si vuelven a por más? -Preguntó uno de los guardias, pero Carla lo interrumpió.

-Aunque sean bestias, los lobos son fieles a su palabra, si aceptó el chocolate a cambio de irse del territorio, cumplirá su palabra.

A la mañana siguiente había ido por más cosas al otro lado y volvía a la tienda.

-Cariño, ya llegué. -Dije en tono sarcástico a Luna quien se encontraba tras el mostrador.

-Ojalá tuviera un cariño, me ayudaría a lidiar con mis urgencias.

-¿Por qué no lo haces tu sola?

-Cuando lo intento mi cuerpo instintivamente se vuelve intangible, haciéndolo imposible. -Supongo que hay destinos peores que la muerte. En ese momento uno de los guardias vino corriendo a la tienda.

-¡Señor tendero! Necesitamos su ayuda en la puerta.

-¿Qué? ¿Qué pasa? -Sin pensarlo dos veces corrí con él, al llegar a la puerta, me encontré con la loba del otro día y dos lobitos pequeños junto a ella.

-Ella llegó a la puerta pidiendo por el tendero. -Dijo el guardia.

-¿Por mí? ¿Por qué? -Aunque lo pregunté la chica se mantenía con la cabeza gacha y mirando al suelo, pero uno de los lobitos le dio un codazo y habló.

-Hermana, hazlo ya. -Ante esto la chica respiro hondo.

-El trabajo del alfa en la manada es proteger y alimentar a la manada, pero yo fallé en eso y tú tuviste que alimentarnos, por eso no es justo que siga siendo la alfa.

-¿Me lo dices en cristiano? -Entonces la chica bajó de la silla y colocándose con el trasero al cielo y la cabeza contra el suelo habló avergonzada.

-¡Por favor! Sea nuestro nuevo alfa.

-Bueno... si me lo pides de esa forma...

mi tienda en otro mundoWhere stories live. Discover now