Capítulo 5: La tienda, la loli y por favor ve a un médico

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Aunque al principio estaba algo confundido, al final terminé por entender un poco la lógica tras la puerta, por lo que pude entender tiene una conversión uno a uno del dinero de ambos mundos y por lo que pude comprobar las otras personas tampoco parecen poder ver la puerta

Una vez comprobé que la puerta no puede ser vista por otras personas opté por prepararme para volver al otro lado, como el tiempo parece pasar de la misma manera a cada lado de la puerta al volver ya estaba oscureciendo y aunque podría buscar una tienda 24 horas, realmente no me siento muy seguro de viajar por el bosque en la noche, especialmente con eso de los monstruos.

Tras pasar la noche en un pequeño hotel de mala muerte(el más barato que pude encontrar) opté por darme un baño y usar las ganancias del otro día para comprar lo que me pidió la jefa, después de ir a una tienda de ropa por las camperas, fui a un supermercado para comprar la sal y los condimentos.

-20 kilos de sal, 5 kilos de orégano, 8 de pimienta, 2 de cúrcuma, una caja de barras de chocolate, cuatro cajas de aspirinas... -En ese momento la cajera me miró mientras arqueaba una ceja.

-Es que voy a asar... un dinosaurio... -Ella se encogió de hombros.

-No me pagan por preguntar ¿Tiene tarjeta de socio? -Gracias a dios por la depresión colectiva en los jóvenes.

Tras salir cargué todo en mi maleta y me dirigí a la puerta, una vez allí, tomé un respiro profundo y pasé por la misma, la vista como siempre era asombrosa y aunque me sentía algo temeroso empecé a moverme con cautela por el mismo, a mitad de camino terminé escondiéndome mientras veía a un monstruo con cuerpo de mujer y cola de serpiente que se deslizaba, para mi fortuna, esta no pareció detectarme y me apresuré al pueblo, una vez allí los guardias me recibieron de forma más cálida esta vez.

-Señor comerciante ¿Qué pasó ayer? -Preguntó uno de los guardias.

-Perdón, mi "amigo" es bastante tímido así que no iba a aparecer a menos que estuviera solo. -Dije para intentar excusarme, aunque parezca sosa, realmente pensé mucho esa respuesta.

-Ya veo... -Dijo el guardia mientras entrabamos.

-Por cierto ¿Cómo están la jefa y Carla? -En eso el guardia desvió la mirada.

-A la señorita Layla se la ve bastante alegre ahora que su trabajo es más fácil, en cuanto a Carla... -Cuando decía eso se vio como se sentía cada vez más melancólica su voz.

-¿Qué? ¿Qué pasó? -En ese momento el capitán de la guardia nos interrumpió.

-Puedes verla tú mismo ahí. -Dijo mientras abría una puerta de madera en medio del muro, adentro se veía a Carla con prendas menores, un paño mojado en la cabeza y recostada sobre una cama.

-¡Oh dios mío! ¿Qué pasó?

-Le dije que se quitara esa cosa pero la niña es terca, como resultado, le dio un golpe de calor. -¡¿En serio es tan estúpida?!

-Al menos con eso fue fácil sacarle la campera.

-Se necesitaron a siete hombres para ello.

-Espera ¡¿Qué?!

-Hubo muchas mordidas.

-Perdón por eso capitán.

-Llámame Chuck, en cuanto a ella, no te preocupes, esto pasó por su terquedad, por cierto, Layla me dijo que ya terminó los papeles de tu casa y me pidió que si te aparecías te llevara allá. -Tras decir esto caminamos por el pueblo hasta una casa de madera relativamente grande, tenía dos pisos y el primero parecía tener una tienda en la parte frontal, afuera de la misma, Layla nos esperaba con una sonrisa.

-Buenas tardes señor mercader, como acordamos, me encargué del papeleo para ser dueño de esta tienda abandonada, aunque como todo habitante del pueblo, tendrá que pagar los impuestos. -Supongo que eso era de esperar, aunque por ahora ignoremos el tema. Tras esto comenzamos a dar un pequeño tour por la casa, en el piso de abajo había junto a la tienda un pequeño baño y un patio trasero con un pozo y una huerta ya descuidada, arriba habían tres dormitorios, así como un estudio y la cocina, la cual al entrar nos encontramos una niña de pelo blanco flotando hacia la mesa para tomar una taza humeante y beber un sorbo profundo.

-Ah... café, dulce néctar de los dioses que me trae de vuelta a la vida... aunque ya estoy muerta... ¿Uh? ¿Y ustedes quienes son? -En ese momento Layla soltó un grito de miedo...

mi tienda en otro mundoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon