ZONA DE FALLAS: FALLAS

Especial Año Nuevo 🎊🎉

Adrián, Zona Neutra.

—¿Qué estas haciendo?—le doy una palmada en la espalda a un asustado Apolo.

Me coge del brazo y me tira al piso escondiéndome detrás de el.

—Silencio aún no ha caído—susurra señalándome hacia la inspectora que nos vigila todos los días.

—Te vas a meter en problemas—le recuerdo.

—No me importa, esa anciana tirana le dijo a la Vieja Ana que le había robado las reservas de galletas de vino—me tapo la boca para no reírme de los gestos del rubio, realmente se ve muy molesto.

—Esas galletas son para los adultos, no para nosotros—me fijo en que la gaseosa tiene más gas de lo común.

La señora Martha se acerca a las papas fritas que sobraron del almuerzo, se sienta sin percatarse que al otro lado del mesón estamos escondidos.

Señalo el plato con harina que mi amigo sostiene, pero el lleva su índice a sus labios pidiéndome silencio.

Los segundos pasan y después de unas cuantas patatas Martha mira las botellas con agua, se da vuelta para tomar una, no obstante, se detiene antes.

—Cuando diga "ya" correrás hacia la puerta y la abrirás—murmura en mi oreja.

Niego aterrado sin saber que planea.

El parece entusiasmado, su sonrisa muestra todos sus dientes y sus ojos se rasgan apenas siendo visibles.

La mini explosión frente a nosotros me saca de mis cavilaciones, gotas de gaseosa empapan mi rostro.

—¡YA!—su grito es la señal que esperaba. Me levanto y vislumbro la cara de la inspectora empapada en bebida.

Cuando Apolo sopla la harina capto sus intenciones.

—¡Vete a bañar bruja del demonio!—las carcajadas del rubio son audibles hasta afuera.

—¡Maldito mocoso!—los gritos de Martha son más fuertes.

—¡Apolo vamos!—lo empujo delante de mi para que apresure el paso.

—¡No te vuelvas a meter con mis galletitas!—exclama sin dejar de correr hacia la playa.

Martha nos persigue de cerca, su vestido a quedado manchado y su rostro esta repleto de harina, creo que con suerte nos ve.

—Al risco—estoy casi seguro que los chicos que se ven en la punta son Jared, Ulem y Mirt.

La risa de Apolo es muy contagiosa, es demasiado estruendosa e imposible que no llame la atención.

Algunos guardias nos miran con desconfianza, al igual que unas sirvientas que nos ven desde las ventanas.

—¡Hey Coral échanos una mano!—a unos doscientos metros esta Amura, Inna y Coral.

Están jugando a la orilla de la playa, pareciera que Amura es la primera que entiende que estamos en problemas, algo debió decirle a Coral porque esta se agacha y mete sus manos en la arena.

La tierra comienza a temblar bajo nuestros pies, no puedo mantener el equilibrio y tropiezo con Apolo.

—La atrapó—digo asombrado—Transformó la tierra en arena movediza—le doy la mano a mi amigo para que se levante.

—¡No durará mucho, es mejor que vayamos al risco!—Coral corre con las chicas en dirección al bosque.

Las seguimos a todo lo que nos dan nuestras piernas, desabrocho los botones del cuello de mi camisa y los de mis mangas. El viento me golpea haciendo que mi cabello se despeine.