Capítulo 21

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—¿Por qué Adrián no me despertó?—le pregunto a Inna mientras ayuda a colocarme el vestido.

Me resulta extraña la prenda. No es glamorosa como las que acostumbro a llevar, por lo contrario es muy cómodo y que sea suelto ayuda a que los movimientos sean libres.

—Tuvo una reunión de último minuto—que evite mirarme no me gusta, pero no se lo reclamo.

Amura entra a la habitación con el desayuno, solo trae una bandeja, así que seguramente ellas ya desayunaron.

—Te voy hacer unas trenzas en el cabello...¿te parece?—asiento y le señalo la comida para que la acerque.

Una mirada de alerta comparte con su hermana y eso me hace analizar la situación.

¿Por qué tanto misterio?

—Es mejor que comas luego de que Amura te peine y yo te maquille, ya que es más fácil para nosotras—explica la peli negra.

No le doy mayor vuelta al asunto, acepto sin dar obstáculos.

Me encanta que Amura me haga peinados, me relaja un montón que toquen mi pelo.
Además ella es súper delicada, cada paso lo prepara con sumo cuidado.

Cierro los ojos cuando Inna me lo pide, me fijo en que esta vez utiliza menos productos.

Para maquillarme tiene unos aerosoles que me unifican el tono de piel, usa unas gotitas para que mis ojos se vean brillantes, las sombras las saca de una paleta gigante que es portable al presionar un botón del frente, ahí hay varios diseños y siempre elige uno diferente, los pintalabios son mis favoritos porque es muy simple la aplicación, solo debo besar una hoja del color que quiera y se transfiere ese tono.

Amura me riza las puntas y algunos mechones desde raíz. Se ve muy bonito con ondas, me gusta más que liso.

—Ahora si—la rubia me acerca la bandeja y cojo rápidamente el alimento.

El desayuno es donde me dejan comer más dulces, siendo sinceros todo es insano. Por ejemplo, siempre hay un trozo de pastel de chocolate, la leche es del mismo sabor y dejan dos bolsitas con galletas.

—¿Tengo alguna presentación?—digo con la boca llena.

Ambas me sonríen.

—Algo así—responde Inna.

Amura me entrega unos zapatos bajos y no puedo evitar el asombro.

—¿No tendré que usar tacones?—creo que mi voz demuestra la felicidad que siento.

—En está ocasión no es necesario. Estas son planas y se afirman con estas correas, están inspiradas en varios siglos atrás—primero levanto la pierna derecha y después la izquierda.

Me encantaría llevarla todos los días, estoy harta de lastimarme los pies.

Sigo a mis sirvientas por los pasadizos que utilizan. No me sorprende que sea diferente al de anoche, en general pocas veces seguimos los mismos senderos el único que se mantiene es el que va al cuarto de Adrián.

A medida que avanzamos comienzo a sentir pesada mis extremidades, debe ser porque comí muy deprisa.

—Estaba rico el pastel—les comento.

—¿Si?—pregunta un tanto nerviosa la rubia.

Asiento mirando a Inna para ver si sabe algo de la extraña actitud de su hermana, sin embargo no me presta atención.

—Si, incluso creo que me hizo un poquito mal tanto dulce—bromeo.

Justo en ese momento me percato que al parpadear se me dificulta volver a abrir los ojos.

ZONA DE FALLAS: FALLASWhere stories live. Discover now