Capítulo 19

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He caminado su buen trecho y aún no veo el final del túnel.

Bueno, también tengo que decir que con el miedo se me han paralizado las extremidades y los pasos que doy no son lo que llamaría rápidos.

Lo último que alcancé a oír fue una clara amenaza a mi vida.

Aunque debería estar de los nervios con tal confesión, lo que realmente me aterra es lo que ocurriría con Adrián sin mi.

Sé que es una estupidez pensar en él cuando la que está en peligro soy yo, va en contra de las reglas de supervivencia.

Sin embargo, yo siempre estoy en riesgo de morir, desde el minuto en que llegué a Occidente.
Puedo sobrellevarlo, no me aterra la muerte.

Pero si logra hacerme agonizar que la gente que amo salga herida. Doskas parece un hombre fuerte y controlador, mas está lejos de serlo.
No ha profundizado en lo que fue su infancia, no obstante la pérdida de afecto con su abuela lo devastó, lo noto en su mirada cada vez que la menciona.

Yo en estos momentos soy alguien importante para él, así que si me mataran sufriría. Pensaría que es su culpa, que no supo protegerme, que me metió en esto...no podría vivir con tal peso sobre sus hombros.

Sin percatarme siento como unas gotas de agua van cayendo por mis mejillas.

Son lágrimas.

No estoy triste, no es ese el sentimiento que me abarca.

Es la incertidumbre que corroe todo mi cuerpo.

No sé qué está ocurriendo en la habitación que acabo de abandonar, ahora es posible que hasta golpes existan.

Me detengo y palpo el brazalete.
Busco entre los contactos a mis guardias, le marco a Mirt.

—Mirt ve a la alcoba de Adrián—susurro al comunicador.

—Hermana...¿qué ocurre?—ahora es Ulem el que contesta.

—La Zona Neutral fue a hacerle una visita poco amigable—alcanzo a decir cuando me da por correr.

No aguanto estar en este pasillo sin llegar a mi destino, es desesperante.

—¿Dónde estás?—interroga Mirt.

—De camino a Jared por la parte de emergencia—he doblado tantas veces que perdí la cuenta solo espero que ya quede poco—Apresúrense—corto la llamada y acelero la corrida.

El vestido empieza a molestarme, agarro las puntas inferiores y lo remangó los máximo posible dejando al descubierto mis gruesas piernas.

Estos tacones son más domables que los otros, fue acertado llevarlos.

Me parece extraño que Jared no aparezca, eso no es una buena señal.
Lo normal sería que estuviese al tanto de mi huida, incluso me he demorado más de lo que corresponde.

Si Adrián le hubiese enviado un mensaje cuando entré al baño, hace un cuarto de hora que debí ingresar al cuarto del guardaespaldas.

La vibración en mi muñeca me alarma.

—Señorita le quedan cien metros para llegar a una muralla celeste con un lector de brazalete. Mirt se ha comunicado conmigo, cuando llegue vendrán en camino Amura e Inna—escuchar la voz de Jared me hace pensar que pronto estaré al tanto de lo que ocurre con Doskas.

Son solo unos cuantos metros que nos separan.
Siento como se me acelera el corazón, es como si no pudiera controlar mi ansiedad.

El sudor hace que el vestido se me apegue a la piel, el sofoco crece y se hace angustioso.

ZONA DE FALLAS: FALLASOù les histoires vivent. Découvrez maintenant