Capítulo 38

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—¿Lo tienes en la mira?—susurro camuflada entre la maleza.

—Si, tres metros al norte de ti—responde Hoyuelito.

—Tú te quedarás acá como lo acordamos, ni se te ocurra moverte—le advierto a Rizitos que esta acostado boca abajo al lado mio.

Este asiente sin más y me desea suerte.

No pudimos vincular nuestros auriculares por culpa de la fastidiosa Coral que aún está enojada con Adrián, sin embargo conseguimos que Apolo la convenciera de hacerlo con el de Hoyuelito. Nos sirvió que no estuviese ni pendiente de la Competencia, ya que ni sabe que estamos los tres juntos.

Mi amigo del Aire será el comunicador en todos los sentidos, en un aspecto en el ámbito auditivo y por otro el visual.

El armó la estrategia del ataque, así que nos lidera desde la copa del árbol más alto que está a diez metros de nuestra víctima. Será el factor sorpresa en caso de necesitarlo en batalla, mientras le dará las coordenadas exactas a Rizitos para aportar golpes inesperados al oponente.

Corro desviándome en zig zag cubriéndome en los troncos de los árboles. Me siento un poco pesada debido al líquido de reserva que hay en mi cuerpo, creo que por ser Elemental poseo características distintas en lo que concierne al almacenamiento energético.

Ahora no importa que utilice toda mi capacidad en el control del Agua, porque tengo un equipo atento a cualquier inconveniente. Se me facilitará actuar como una absoluta asesina experimentada.

—Sigue recolectando frutos—avisa Hoyuelito.

—Recuerda que este engendro debe estar muy bien entrenado, está a dos días de su Zona de Fallas lo que lo cataloga como alguien de temer—en mi oído derecho se escucha un claro Adrián preocupado.

—En caso de que se complique la cosa tengo a los demás—le digo sonriendo de medio lado.

—Querrás decir al autista del Aire, porque el idiota que no conoce el peine es un inservible—los celos de Doskas salen a relucir en los momentos más inesperados.

—Rizitos también está a dos días de su meta—alego.

—Si medio en partes está y el chico al que te enfrentarás ni un rasguño tiene—me rindo ante ese pequeño detalle.

Bajo la mirada al suelo analizando si estoy preparada para esto. Llevo cuatro días sin luchar contra nadie, me dediqué a salir a la superficie sólo con el objetivo de ayudarle a cazar a Hoyuelito que no quiso entrar al lago con la excusa de que no sabe nadar y le tiene pavor al agua.

Tal vez no soy lo suficientemente fuerte para matar a un engendro que parece que esta de vacaciones en el Coliseo.

Mi ánimo decae y un sin fin de preguntas rondan mi cabeza.

—¡ Malía  !—la exclamación de Adrián me trae devuelta—Lo harás genial, eres la mujer más fuerte que he conocido en mi vida y si no fuera porque quiero que estés lejos del peligro te haría mi guardaespaldas personal—su confianza en mi causa una felicidad que hace mucho no sentía—Ahora te pasaré a Fotsis para que te ayude, ya sabes que no soy capaz de verte pelear y pensar a la vez—ahogo una carcajada que quiere salir de mi boca.

—Gracias—le agradezco de lo profundo del corazón.

—Nos comunicamos cuando acabes—asiento dos veces—Recuerda que te amo—puedo saborear el amor en sus palabras y quisiera responderle, pero no sería muy normal que le dijera te amo a un supuesto patrocinador.

El ruido blanco es el indicador de que le esta entregando el auricular a Apolo.

—Ustedes no pueden ser mas cursi—la pastosidad en su voz indica que debe estar fingiendo arcadas—Terminaré diabético de tanta dulzura—pongo los ojos en blanco.

ZONA DE FALLAS: FALLASWhere stories live. Discover now