Eterno lugar de paz (Epílogo)

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–¿Así cuidas a mis hijos?– suspiró.

–Me agotaron– reí y vi que estaban todos, menos Liz.

–¿Dónde está Liz?– preguntó Katie.

–Con...ay no– fruncí mi ceño –Taylor vino a verla, pero no sé si sigue a...– Katie caminó hacia casa y fui tras ella.

Golpeó la puerta de la habitación e intentó abrirla, pero estaba cerrada.

–Liz, abre la puerta– dijo molesta y se escucharon pasos apresurados dentro, luego Liz abrió y bajó la vista de inmediato.

–Mami...– las miré confundida, ya que Katie nunca había sido así de celosa con Lyra –Perdón, sé que me hablaste de esto...– dijo jugando con sus manos y mi esposa suspiró.

–Dile a Taylor que tiene dos minutos para irse antes de que entre y lo castre– Liz asintió apenada y avergonzada mientras entraba en su habitación.

–Kashy...– suspiré, no creyendo lo que iba a decir –Sabes que Liz lamentablemente ya tiene experiencia en esto...sé que es joven, tiene solo 16 años...pero si se siente lista, solo debemos apoyarla y aconsejarla– frunció el ceño.

–¿Te sientes bien?– sonreí y suspiró –Yo...lo sé, pero tengo la necesidad de protegerla...pero no aguantaré que tengan sexo con nosotras aquí– Taylor salió y nos miró asustado.

–Te voy a llevar a hacerte la vasectomía– dije apuntándolo y dio un paso atrás –O si quieres te puedo castrar con mis propias manos, tengo cuchillos muy afilados– chocó con la pared completamente asustado.

–Tía...yo...yo...– reí.

–Vístanse bien y van a la sala, queremos hablar con ustedes– se miraron y luego asintieron.

Cuando llegaron a la sala Taylor venía tras Liz y reí al verlo tan asustado.

–Me gusta que de verdad le de miedo, ya sé que puedo usar este método para los futuros pretendientes de nuestros hijos...y no prometo ser tan comprensiva con ellos– Katie se rió ante mi susurro –Siéntate– dije apuntando a Taylor y lo hizo.

–Escúchame bien– dijo Katie levantando su ceja –Tienes prohibido volver a entrar en esta casa y si te vuelvo a ver cerca de mi hija, será mejor que te vayas despidiendo de lo que tienes entre las piernas– Liz nos miró triste y reímos.

–Entiendo que estén hormonales y que quieran dar este paso...yo sigo hormonal y tengo más de treinta– Katie se rió –No les prohibiremos estar juntos, porque los entiendo y no quiero que comiencen a mentirnos y ocultarnos lo que hacen o a dónde van– Liz sonrió.

–Pero deben tener cuidado, deben usar siempre protección y además usar algún otro método anticonceptivo, porque son muy jóvenes aún– asintieron.

–Y no pueden tener sexo mientras sus hermanos o nosotras estamos en casa, sobre todos sus hermanos, no quiero que me pregunten por qué su hermana estaba haciendo ruidos raros– se rieron.

–Gracias, mamis– sonreímos.

–Pueden confiar en nosotras...y si quieren tiempo a solas, hay una casa pequeña que usamos para guardar las cosas del jardín, pero tiene tres habitaciones más y una de ellas tiene una cama...pero dejan todo limpio– asintieron.

–¿No me van a castrar?– Katie negó y yo me levanté.

–Eso depende de ti– me incliné hacia él –Porque le haces algo a mi hija y te daté una patada tan fuerte, que luego ni siquiera podrás caminar– asintió asustado y Liz rió –Ahora...vayan con sus hermanos...los tendré vigilados– Liz me dio un abrazo y luego a Katie. Salieron de la casa y suspiré sentándome junto a mi esposa.

Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-Where stories live. Discover now