One-Shot's WangXian

Cazador [WangXian]

Francamente odiaba esta parte del trabajo, tener la lengua de otra persona dentro de su boca y sentirla gemir y frotarse contra su cuerpo (escalofríos), no dejaba de ser asqueroso, pero debía alimentarse y para ello necesitaba que ella estuviera relajada antes de morderla.

Bajo lentamente y con disimulo hasta su cuello expuesto. Beso a lo largo de su barbilla hasta enterrar su rostro, presionando los labios contra su piel, allí donde la vena latía con fuerza dentro de su cuerpo. Casi podía saborearla en su lengua, solo necesitaba... morderla.

Con un suspiro hambriento separó los labios y dejó que sus colmillos salieran por completo. Sus ojos pasaron del gris al rojo en un parpadeo. Solo un destello de luz antes de que sus colmillos estuvieran firmementes enterrados en su cuello y la dulce sangre llenara su boca.

Sus garras salieron, manteniendo un agarre de muerte sobre la cintura de la chica mientras ella se retorcía y gritaba.

La mordió con fuerza, gimiendo cuando la sangre dulce y espesa bajo por su garganta, calmando el ardor en su estómago y trayendo fuerza al resto de su cuerpo. Siguió succionando hasta acabar con la vitalidad de la joven, dejando su cuerpo sin vida oculto detrás de algunos contenedores.

Antes de que alguien lo viera, salto hasta la cima de uno de los edificios, ocultándose entre las sombras. Su hambre no del todo saciada, pero lo suficiente para sobrevivir otro par de meses sin molestias.

Decidió que era hora de volver a casa antes de que su compañero de departamento enloqueciera otra vez porque pasó otra noche fuera sin avisar. Saltó del edificio y se internó entre los callejones, corriendo para llegar a su hogar. Para llegar a la zona donde vivía debía pasar primero por una zona boscosa, donde las fábricas abandonadas adornaban el lugar. Wei Ying disfrutaba de pasar el tiempo dentro de ellas, era un lugar tranquilo debido a que muy pocas personas se atrevían a entrar.

Cuando paso frente a uno de los edificios abandonados algo extraño paso...

¡Pum!

Un pulso paso a través de su cuerpo como una corriente eléctrica. Su respiración se cortó de golpe, los latidos de su corazón se aceleraron y estaba por caerse cuando sus pies perdieron el equilibrio. Se detuvo, plantando firmemente los pies en el suelo, sintiendo los escalofríos de deseo recorrer su cuerpo.

Busco a su alrededor, extendiendo su presencia para poder sentir a cualquiera cerca de él. Nada. Ni una sola persona a kilómetros de distancia. Espero unos minutos pero nada ocurrió. Se encogió de hombros, pensando que solo era su imaginación jugando una mala pasada. Se dio la vuelta, dispuesto a salir como el infierno de ese lugar.

¡Pum!

«¡Oh Dios...!» el siguiente pulso lo hizo caer de rodillas, jadeando por respirar mientras se mordía los labios intentando callar los sonidos que deseaban escapar. 

«Eso se sintió malditamente bien...» 

¡Pum!

Otro pulso lo llevó hasta una dirección en particular, como si estuviera guiandolo hasta algo. Sus pies se movieron antes que lo pensara correctamente. Corrió tan rápido como pudo, necesitando saber qué estaba ocurriendo y más importante, quién era el causante de todo.

¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!

Mientras se acercaba a uno de los almacenes abandonados, el pulso se fue volviendo más constante e intenso. Escalofríos recorrían su piel con cada nuevo golpe y estaba jadeando tanto que la saliva corría por su barbilla, golpeando el suelo bajo sus pies. Nunca había estado tan caliente en su vida. Sentía como si tuviera lava ardiente corriendo por sus venas.