Las nuevas decisiones

3 0 0
                                    

—No tienes nada que temer, Dragón del Este. Tampoco voy a perseguir a tus hombres ni a Connor —la voz de Jamie sonó armónica y con fuerza para alcanzar nuestra posición—. De hecho hay algo que quiero agradecerte. Y por esta simple razón no te mataré hoy.

Abrí la puerta de la camioneta. Sin embargo, Charles me sujetó del brazo a toda prisa. Contemplé a mi amigo y él sólo negó con la cabeza.

—Tranquilo, Charles. —Sonreí con un poco de titubeo. Por supuesto que tenía miedo. Aunque ya había enfrentado a Jamie en algún momento del pasado, había sido en los territorios que antes había controlado en el Distrito de Blaze y nunca habíamos cruzado más palabras respecto a simples amenazas en un futuro seguro—. Quédate con Prim.

—No me pidas que deje ir completamente solo a mi líder a encarar a ese hombre, Heath... no puedo dejarte ir.

—Y yo no puedo arriesgar tu vida ni la de Prim.

—Jefe —Prim habló con un tono bajo y agradecido.

—Heath —Charles prosiguió—, te matará.

—No lo hará.

—¿Le crees? ¡Por dios! Heath, ¿cómo puedes confiar en un enemigo?

—Porque no es un cobarde y porque, al parecer, todavía me necesita con vida para lo que sea que trama. ¿No crees que pudieron habernos matado ya?

—Heath...

—Charles, confía en mí.

Charles suspiró y soltó mi brazo. Yo agradecí con timidez, luego bajé del vehículo. Di unos pasos al frente y aguardé. Jamie se acercó hasta quedar a un metro de distancia de mi posición. Su sonrisa desapareció. Acto seguido, como si ninguno del resto de los presentes existiera, me ofreció un cigarro. Acepté y él también fumó junto a mí.

—No te confundas, no voy a hablar de tratados amistosos contigo, niño —Jamie pronunció con su voz agradable.

Jamie lucía un poco mayor que yo, pero no podía asegurar su edad real. ¿Veintiocho?, ¿treinta? Probablemente era parte de la generación de Blake, por lo que debía existir una diferencia de entre cinco a diez años máximo entre nosotros. Sin embargo, no iba a recriminar que me llamara 'niño'.

—No tengo interés en jugar a los amigos contigo. Mucho menos con B. Y ni hablar de los hijos de Connor.

—Entonces, no estás trabajando con él —dije sin cuidado al repetir mis pensamientos.

—¿Qué? No, por favor, no te atrevas ni a asociarme con ese miserable. Yo no trabajo con nadie ni para nadie. Esto tenlo en claro siempre. Quizás a veces decida cambiar un poco las negociaciones, pero nunca voy a proteger a los enemigos.

—Comprendo —acepté—, y... —Aclaré la garganta para hacer que mi voz sonara un poco menos asustada y proseguí—: ¿por qué no piensas acabar con nosotros?

—¿Has venido a vender droga?

—N-No —repliqué sin comprender del todo.

—¿Has venido a hacer guerra en mi territorio?

—No, no —expliqué presuroso—. Vine a matar al informante de Rhys Connor.

—Exacto. Viniste a exterminar a la última cucaracha de esa gente. Yo planeaba hacerlo en un par de días, aunque estábamos en observación para conocer sus propósitos. Los hijos de la gran mierda sólo estaban como a la expectativa. Ahora me queda claro que te esperaban a ti.

—Aguarda un momento, por favor.

—¿Qué? —preguntó Jamie con un rostro sonriente.

—¿Las últimas cucarachas?

El Dragón del EsteWhere stories live. Discover now