Nuevas conexiones

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—De acuerdo al reporte de Roy —la voz de Charles sonaba en toda la oficina. Estaba sentado frente al escritorio y en sus manos sujetaba las carpetas con los documentos de los últimos acontecimientos. Informaba—: los asesinos de Pedro portaban armas comunes; rifles de asalto que cualquier papanatas puede conseguir si le robas a un policía.

—Las armas no nos cuentan nada que no sepamos ya —recriminé con molestia. Me encontraba sentado en la silla elegante detrás del escritorio y tenía la mirada fija en Charles—. ¿Algún dato extra?

—Sí —continuó Charles—, uno de los imbéciles dejó esto.

Charles colocó un objeto en la mesa que venía adjunto a la carpeta. Era una especie de caja delgada y pequeña de unos cuatro por seis centímetros. Tomé el objeto y encontré un dibujo de una luna en cuarto menguante. Reconocía esta caja, pues era el tipo de estuche donde solía venderse Luna; la droga producida por Connor. Suspiré.

—¿Qué piensas? —Charles preguntó.

—Que Oswin Connor tiene una rata en su grupo y precisamente en las esferas cercanas a él. Es probable que en estos instantes su vida corra más peligro del que nos gustaría aceptar.

—Pero, ¿no crees que es muy conveniente? Los asesinos de Pedro parecen más como si fueran los mismo hombres con los que habíamos acordado los tratos de venta con Connor.

—Exacto. Nos han puesto una trampa. Alguien muy cercano a Connor debió pasar la información y enviar asesinos de otros grupos. Por eso dejaron una pista tan obvia. Quieren que nos enfrentemos a Connor, con la creencia de que él nos ha atacado.

De pronto, Charles dejó la carpeta sobre la mesa y recargó el cuerpo en la silla. Respiró con fuerza y aclaró la garganta.

—¿No tienes una pequeña duda de todo esto? ¿A caso no vamos a considerar la posibilidad de que sea el mismo Oswin Connor quien pudiera estar atacando?

—Charles —repuse con severidad—, ¿no lo recuerdas?

—Mataste a su padre —interrumpió Charles— y rompimos el pacto con él apenas pasados dos meses de la muerte de Gary. El chico deseaba venganza contra su padre, ¿no lo ves?

—Exactamente por eso no nos atacaría así. Si Connor quisiera vengarse de nosotros, lo haría de una manera más directa y menos ridícula. El chico tiene huevos, eso debo reconocerlo, así que no es él. Y no quiero más discusiones sobre un tema que es más claro que el agua, Charles.

—Heath...

—Quiero que le pidas a Roy investigar al compinche de Connor; el chico Hanz.

—¿Por qué?

—La rata que hizo esto proviene de la alta esfera de la organización de Connor, y su mano derecha es quién más información controla después de él.

—Bien. Iniciaré la investigación junto a Roy. ¿Cubriremos el oeste?

—Sí —sonreí al expresar—, por ahora hagamos uso de Jenny.

—¿Vamos a enviarlas a ellas dos como líderes? Pensé que les daríamos más tiempo.

—Por favor, tan sólo míralas. Todo el día están juntas. Y Jenny no es muy buena para esconder sus emociones. Está embobada con la dulce Prim.

—¿Y te parece correcto? —indagó Charles a toda prisa.

—Por ahora aprovechemos sus sentimientos. Luego analizaremos si es conveniente o no dejar que las chicas terminen involucrándose.

—De acuerdo. Daré las órdenes cuanto antes.

Mientras que Charles se disponía a realizar llamadas, yo tomé un cigarro de la cajetilla sobre la mesa, lo prendí con el encendedor metálico clásico y fumé. Una parte de mí deseaba intervenir en la guerra directa que Connor mantenía, por ende necesitaba asegurar que ese chico viviera. Sin embargo, también... también... Exhalé el humo y renegué en silencio. También, otra parte de mí, quería escuchar que el chico estaba bien y que nada muy malo le ocurría.

El Dragón del EsteWhere stories live. Discover now