La guerra, parte III

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—Espera un minuto, jefe —la voz de Jenny resonó en la sala de juntas. Estaba sentada junto a Prim y Roy. A pesar de que era un poco tarde para la reunión, Jenny todavía usaba el atuendo militarizado con una chaqueta de color azul marino—. ¿Estás diciendo que nos vamos a meter hasta la base de Jamie?

—No, Jenny —respondí con calma. Yo estaba en el lugar correspondiente al líder; en la silla de brazos un poco más elegante que el resto. Continué—: lo que estoy diciendo es que iremos a buscar información sobre Rhys Connor.

—No entiendo —ahora Roy opinó. Dejaba ver un rostro consternado. Agregó—: ¿por qué arriesgarnos por información que podemos obtener de otra manera?

Como no di una respuesta, todas las miradas se concentraron en mí. Incluso Charles denotaba una seriedad inusual al contemplarme.

El problema era que no podía revelar aún nada sobre Edme Dumá, ya que deseaba estar seguro antes de tomar una decisión e involucrar a mis subordinados más allegados.

—Es nuestra pista más cercana a ellos —mencioné sólo la mitad de la verdad.

—Pero el riesgo es muy alto, jefe. Jamie Muller nunca olvidará que usted... que nosotros robamos una parte de su territorio en este Distrito. Quizá no haya hecho nada para atacar aún, y desconozco el porqué, pero estaríamos reavivando las cenizas de nuestra guerra contra él.

Sin embargo, aunque evitara a Jamie Muller en estos momentos, si aceptaba el pacto con Edme Dumá, también estaría declarando la guerra contra el Dragón Negro. Jamie era un traficante con una reputación temible. Del mismo modo, su negocio se expandía fuera de la frontera, pues él era uno de los mayores productores de materia prima.

—Sé que parece una locura, pero realmente tenemos que hacerlo. Por eso mismo quiero que sólo nos acompañen los mejores y un grupo selecto de sus equipos. A pesar de esto, uno de ustedes tendrá que quedarse aquí y proteger nuestro propio territorio —por fin hablé.

Podía asegurar que los rostros de casi todos mostraban inseguridad e incredulidad. Estaba un poco nervioso, ya que en esta ocasión no tenía a Charles de mi lado porque no había tenido tiempo para explicar la situación a profundidad. Saqué un cigarro de la chaqueta y noté que temblaba un poco.

—Jefe —Jenny rompió el silencio—, de verdad pienso que debes considerarlo. Lo que estás proponiendo no tendrá otro remedio que incrementar la compra de armas, salvaguardar el territorio y prepararnos para una guerra sanguinaria. Sé que el grupo es grande; mucho más que cuando iniciamos. De todas formas, si nos comparamos con Jamie, todavía no somos un cártel temible y tan poderosos como el de él. ¡Por todos los cielos! Tiene acceso a la Asociación de Anti-Drogas del país para destruir exportaciones e importaciones de sus enemigos. Nosotros acabamos de cerrar un trato con el gobierno y lo único que obtuvimos es que no nos molesten por un par de años. Don B y Jamie controlan a la política de este país, ¿no te das cuenta de la clase de enemigos que representan?

—Jenny tiene razón —apoyó Roy—, busquemos otra forma de encontrar el paradero de Rhys Connor.

—Todavía puedo posponer el encuentro —la voz de Princesa acompañó los reclamos del resto.

—Tal vez sea buena idea —agregó Román con una voz calmada—. Primero podríamos investigar más sobre esos sujetos antes de entrar al territorio de Jamie.

Unos segundos después, todos comenzaron una discusión al mismo tiempo. Yo fumaba sin reparo. Miraba de aquí para allá y sin poder enfocar mis pensamientos. Me puse de pie y di la espalda a la mesa. No deseaba que mis subordinaros notaran mi rostro de consternación y resignación. Sabía del riesgo que nos aguardaba, pero la oferta de Edme Dumá nos protegería contra Jamie en cuanto a las transacciones en la frontera con Cadenas y nos daría una ventaja real contra Rhys.

El Dragón del EsteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora