La guerra, parte I

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Mi mente daba vueltas en las últimas conversaciones. Primero con Nekros, luego con Connor y por último Cal. La situación parecía mejorar para mi grupo y pronto ingresaría al mercado mi propio producto capaz de robar clientes de Don B y Jamie. Sin embargo, al abandonar a Connor, provocaría una escasez de Luna y con ello una guerra sanguinaria estaba por llegar. Aunque no tenía opción, estaba dispuesto a pelear hasta el final. Por último, estaba el regalo que Cal enviaría. Me quedaba más que claro que Cal no era ordinario y que no había cambiado en nada. No tenía idea de lo que el futuro depararía por completo y ahora no había vuelta atrás.

Detuve el coche en un alto. Manejaba sin prestar mucha atención a los alrededores y ya había llegado al sur de la ciudad Blaze, cerca de la frontera con la capital Cristal. Retomé el camino al dar vuelta en la avenida Coloso y cruzar el barrio de restaurantes hasta llegar a la Zona Rosa. Avancé unas cuadras más y aparqué el auto junto a una camioneta de remolque antigua y un sedán blanco sin placas.

Necesitaba aclarar la mente y aceptar todas las decisiones, así como las consecuencias. Bajé del carro y lo cerré con la alarma. Caminé hacia la entrada del bar de fachada vieja y letras vulgares e iluminadas por un tono neón verde y entré. El interior era más como una cantina de mala muerte, con unas cuantas mesas a los costados y una barra extensa al final. Tal vez no era el sitio más lujoso, pero era mi favorito.

—Heath —el barman me saludó con amabilidad al verme—, pasa. ¿Vienes solo?

Me acerqué hasta la barra y tomé el primer asiento libre. No había mucha clientela esta noche, y supuse que era por ser un día entre semana. Mauricio era el mesero del bar. Era el típico hombre de mediana edad que lucía un estilo bonachón, despreocupado y que siempre portaba un atuendo de uniforme causando la impresión de que hablabas con alguien de mucha educación.

—¿Lo de siempre? —cuestionó Mauricio.

Asentí con la cabeza y acepté el vaso enano con un líquido dorado. Era mi preferido. Cada que el licor pasaba por mi garganta había un sabor a madera, y esa sensación me relajaba y calmaba mis pensamientos. Concentré los sentidos en este vaso y disfruté cada gota de whisky. Por esta razón, hice caso omiso a la persona que se sentó junto a mí.

—Mauricio —pronunció el hombre junto a mí con una voz familiar—, un whisky en las rocas, por favor.

—Enseguida —Mauricio dijo con su tono casual.

Durante unos instantes suspiré y tranquilicé el latido de mi corazón acelerado. No me atrevía a voltear, puesto que, si lo hacía, terminaría por sucumbir a los deseos de mi cuerpo.

—Regresaste —volvió a hablar el hombre junto a mí.

—Es un bar abierto al público —recriminé como una especie de adolescente dolido. Pedí un trago extra y lo bebí en una pasada—. Pensé que habías tomado la decisión de visitar los bares de otro lugar. Ya sabes, esos dónde encuentras mujeres heterosexuales.

No hubo respuesta. Así que obedecí a los instintos y giré la cabeza para contemplar la imagen del otro. John portaba la gabardina usual y su rostro estaba fijo al frente como si observara las botellas de los estantes.

Decidí que era suficiente. Había hecho una promesa, así que no iba a embriagarme con un montón de pendientes por resolver y una guerra en la esquina de la calle. Saqué un par de billetes y los coloqué sobre la barra. Me puse de pie y agradecí por la bebida. Sin embargo, la mano de John se colocó en mi brazo y ahora sus ojos azules me contemplaban con esa misma profundidad que me había enamorado.

—¿Te vas? —preguntó John.

Ni siquiera era capaz de rebatir de frente. Había confusión en mi interior, pues John había dejado en claro que no deseaba nada conmigo. Y, por si fuera poco, había usado comentarios con intención para burlarse de mí y dañarme. Tal vez era más joven que él, no estaba seguro si había una diferencia de cinco u ocho años entre nosotros, pero no iba a aceptar ese tipo de palabras de nadie. Así que retiré su mano con calma y arrojé una mirada de enojo y seriedad.

El Dragón del EsteWhere stories live. Discover now