Happy Birthday

13 3 2
                                    


Una sensación de inestabilidad, con un aire de pesadez era lo que rodeaba la estancia. El cuarto que compartíamos, mientras reposaba su cuerpo en el sofá y yo me mantenía en la silla a su lado. Han sido un par de meses rudos, para él, para mí, para todos a su alrededor. Aunque no se hable de la situación por ser un secreto a voces, esto comenzaba a ser fastidioso.

No sólo había sido afectada la vida de él, también la de todos a su alrededor. En estos dos meses el colapso fue inminente. Mi corazón se encogía cada noche que pasaba, al ver sus ojos privados de luz y sus sonrisas ocultas. No era el mismo de siempre, mirando al techo o durmiendo mucho. Su cuerpo había resentido aquella situación, por lo que, me encargaba de cuidarlo más aún.

—Tatsuhisa... —llamé con voz temple, acariciando su mejilla con cuidado, a la vez que me inclinaba sobre su cuerpo. La figura masculina, me daba la espalda mientras se enrollaba como ovillo contra el sofá. No obtuve respuesta, pero tampoco presioné más.

—¿Sí? —una voz quebrada, adolorida me contestó unos minutos después. Ya era casi costumbre en estos días que me respondiera de esa forma. No podía enojarme. Estaba herido.

—Vamos, debes comer algo.

Intenté tener más suerte con una pequeña charla. Odiaba verlo así, odiaba sentirme igual de herida y atormentada porque simplemente sentía que nada de lo que dijera serviría de algo. Extrañaba su cantarina risa, sus labios llenos de vida y no resecos, ver sus ojos emocionarse con cualquier pequeña actividad que de pronto ya no parecía algo cotidiano sino un acontecimiento.

Dio la vuelta para mirarme, su expresión fría, sin vida. Tomó mi mano con cuidado y se aferró a ella. Las semanas anteriores, apenas y me quería cerca. Un pequeño avance. Besé sus nudillos, notando la falta de brillo en su piel, que no se peleaba con su cálido tacto. Sonreí un poco, pasando mi mano libre por su frente para retirar los mechones que caían y la tapaban.

Hoy era uno de esos días en que volvía a caer.

Y precisamente era un día que pesaba más que los otros porque se trataba de su cumpleaños.

¿Por qué la situación debió ser así? Era una clase de mala racha, que se había llevado todo lo bueno como un dominó. Todo estaba derrumbado. Me costaba un poco no derramar más lágrimas, un constante nudo en la garganta se hizo presente en mí desde que la situación se agravó. Por todos los medios posibles me mostraba sincera, resiliente y empática al estado de Tatsuhisa.

Yorke ya había hecho un par de llamadas, preguntando sobre él. Entendía la necesidad de darle su espacio y a la vez, su responsabilidad afectiva hacia cómo estaba su amigo. Citando sus palabras "Pronto estaremos luchando por el sueño de nuevo, ¿bien? Iniciamos esto y aún quiero continuar contigo, Tatsu. Cualquier palabra que necesites, la diré para ti."

Siempre remarcaba su apoyo a él. En tres meses, él ha sido de los pocos que no le juzga, porque la situación parece más de un colectivo que de dos personas. A decir verdad, en esta situación ni siquiera tenía palabras, veía todo como un malentendido...

Aunque eso no quitó que Tatsuhisa rogara, llorara y me diera cientos de explicaciones. Pero ni siquiera debería hacerlo. Confiaba en su palabra, y las fotos no me decían nada... Era una posición neutra al final, me sentía en un vacío, dándole vueltas a mi cabeza, sin saber si debía inclinarme a decirle o no. No es como que fuera una gran actriz, de tal suerte que mi mirada me delataba. Ir a trabajar era una larga experiencia, porque parecía que tenía un letrero para fastidiarme sobre el tema. Al menos ya se había suavizado la situación.

Volví la mirada a sus orbes cafés, sus manos sin soltar las mías. Sonreí cálidamente con el contacto. Mi plan era no dejar caer esto en saco roto, una noche de paz era necesaria y decidí hacer mi parte. Por eso le había despertado, queriendo darle una expectativa positiva, porque las palabras volaban y el apoyo para él no se hizo esperar. Ya varios comentarios escribían felizmente que esperaban su regreso. Le deseaban paz mental, buena salud y muchas otras bendiciones. Sabía que había perdido la ilusión de seguir revisando sus redes, más, sentía el deber de mostrarle que todo estaba mejorando así como recordarle que muchos apoyamos su trabajo, siendo empáticos con la situación.

Incliné mi rostro para besar su frente, acariciando con la mano libre su mejilla. Su cuerpo se incorporó, llevando sus brazos a abrazarme con fuerza, su rostro oculto en mi cuello mientras el latido de nuestros corazones se sincronizaba. Envolví mi cuerpo alrededor del suyo, frotando mis manos sobre su espalda.

—Te preparé algo muy especial, te encantará —susurré a su nuca, besando la zona después.

—Sí, huele a pastel. Me hago una idea —sonrió un poco, podía sentirlo en el tono de su voz.

—Así es —comenté con una sonrisa, mi voz más cantarina al notar su pequeña emoción.

—¿Estamos celebrando algo?

—Claro que sí, algo muy importante —había vuelto su mirada a mí, su rostro a unos centímetros del mío. Tenía la mirada dubitativa. ¿Cómo podría acordarse de sí mismo con tanta presión sobre él? Claro, era una pequeña recaída más así que, posiblemente ni siquiera era consciente de la fecha.

No insistí en más palabras y lo llevé al comedor, tomando su mano mientras caminábamos juntos. La curiosidad volvía en él, reflejada en su semblante. Tampo siguió inquiriendo más. Ya en el comedor, le mostré la mesa, repleta de comida que los doctores me habían aprobado darle al menos por ese día. Su estómago gruñó, como una buena coincidencia de la vista sobre la mesa. Rió un poco, acariciando su cuerpo, antes de que tomáramos asiento alrededor del mueble.

Agradecimos por la comida, tomando después nuestros palillos. Le dejé probar de todo. Era evidente que tenía hambre, por lo que en silencio nos dedicamos a degustar los alimentos. Pasaron unos minutos antes de que rompiera la atmósfera tan quieta.

—Gracias por acordarte.

—Nunca lo olvidaría.

—Has estado en este infierno conmigo, incluso cuando la agresión iba directamente a ti... Fue mi error, más, me estás perdonando...

Las palabras me cortaron como cristal. ¿Asumía entonces que era verdad? Me quedé pensando un momento y negué. Esta conversación ya había pasado. Y la culpa la tuvo el fenómeno de desinformación derivado de una cuestión que pudimos resolver juntos. No quería entrar en detalles con ello, así que suspiré.

—No es necesario hablar de ello de nuevo. Tatsuhisa, yo te amo. Y todo lo que pasó fue por factores ajenos a nosotros... Sólo por hoy, no pensemos de más en ello, ¿bien? —mi voz temple, decidida, se hizo par con mi mano acercándose a la suya. Entrelacé mis dedos con él y asintió—. Además, tienes un apoyo grato y enorme. Hoy recibiste muchas menciones favorables, Yorke llamó por la mañana y te dejó un bello mensaje, lo mismo que Tomoaki y Junichi. Están contentos de que estés mejorando poco a poco y saben que pronto volverás.

Apreté con cuidado mi agarre en su mano, lo mismo que él regresaba ese contacto. Asintió y continuó comiendo, Cuando terminó, me levanté y tomé el pastel que yacía sobre la encimera. Canté un poco de esa clásica melodía para los cumpleaños y sonrió, iluminado aún más por las velas encendidas. Puse sobre la mesa el postre, siguiendo la canción.

Miró de vuelta hacia mí, acercándose a mi rostro para depositar un beso en mis labios. Impulsos que pocas veces tenía. Correspondí su beso. Hice un ademán para que soplara las velas mientras en mi cabeza, esperanzada y emocionada por su rostro lleno de luz de nuevo, deseaba que se recuperara pronto, velando por su regreso.

—Feliz cumpleaños, Tatsuhisa.


Los créditos del dibujo son míos xdxd, yo lo hice también, jeje.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 12, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Imagina que (Tatsuhisa Suzuki ver.) (One-shots random)Where stories live. Discover now