Eso era nuevo. De los cinco distritos del país, Vermillen era el más protegido y el más controlado en la venta de droga debido al tipo de mandato y pactos con la policía y el gobierno local que Jamie mantenía.

—También está adjunto el reporte de la venta de Luna en todas las ciudades de nuestro territorio y un análisis detallado de la incursión de nuestros productos en el mercado.

—Gracias, Princesa —dije con calma al tomar la carpeta.

—Por ahora me retiro. ¡Ah! —Princesa se puso de pie, sacó un papel de su torera blanca e inclinó el cuerpo hacia el escritorio—. Jefe, mi cumpleaños es mañana, así que quiero invitarlos a ustedes y sus familias. ¡Por fin tendré dieciocho años! Será en una quinta rentada, en una de las zonas más privadas del centro de la ciudad. —Me ofreció la invitación y guiñó el ojo—. Habrá muchos chicos guapos para ligar.

—Gracias —reiteré al aceptar la invitación—, nos vemos ahí.

—Charles, aquí está tu invitación. Puedes llevar a Diane y a Vivienne. Ya le di una a Charlie para que lleve a sus amigos también.

—Gracias, Princesa. También estaremos ahí —compuso Charles al tomar la invitación.

Princesa se despidió de forma casual y salió de la oficina. Supuse que el tema que Charles deseaba tratar era demasiado privado y referente a algún tratado que nadie más podía conocer.

—Tenemos dos asuntos que aclarar —comenzó Charles al mirarme con seriedad reconocible—; los cuales pueden convertirse en un problema por dos razones. Uno, las autoridades están involucradas en esto por motivos del cambio de gobernatura. Y dos, tu amigo, ese Cal, no sé en qué mierda está metido y por esta razón un tal Donovan Harriet ha pedido hablar contigo. Sí, tal vez suene como algo sin importancia, pero ese tal señor Donovan Harriet es el dueño de los laboratorios de investigación más grandes de Cadenas; los laboratorios Stone.

—¿Cadenas? —dudé con incredulidad. Esta era otra de las preocupaciones del momento. Cal parecía haber desaparecido del país. Incluso me había arriesgado a otra visita a su domicilio y lo único que había encontrado había sido a su esposo molesto y sin una pista de su paradero. Aunque tuviera la muestra de sangre recolectada de la pelea de Prim y Cero-Seis, que hasta había hecho lo posible por conservarla con una solución a base de glicerina y en un congelador por debajo de los menos veinte grados Celsius, no había tenido la oportunidad de usar aquél respaldo contra Cal y pronto la sangre quedaría inservible—. Con el gobierno no hay problema —dije con rapidez— porque les ofreceremos un diez por ciento extra de soborno para este periodo.

—No será tan fácil, Heath —contrapuso Charles—, el nuevo gobierno habla de destruir a los cárteles. Un soborno monetario no será suficiente para mantenerlos al margen. Nuestras conexiones deben cambiar.

Esto era verdad. El nuevo presidente del país Bow no pertenecía a ninguno de los grupos organizados y con ello se aseguraban más problemas en la venta y exportación de la droga. Con el anterior gobierno, debido que había sido un títere de las conexiones directas de Don B y el partido político pasado, los cárteles habían tenido más libertades para trabajar. Con rapidez, saqué un cigarrillo, lo encendí y fumé. Tenía un plan.

—Pero el nuevo gobierno quiere mejorar las relaciones con Cadenas, ¿no? —cuestioné.

—Sí, es correcto. Al parecer desea crear un tratado de industria, importación y exportación para reparar las relaciones entre ambos países.

—Llamemos a Connor antes de aceptar la invitación de la gente del gobierno.

—¿Para qué?, ¿qué tiene que ver aquí el chico?

El Dragón del EsteWhere stories live. Discover now