El Primer beso

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Glosario para este capítulo:
N/A: No Disponible
P.O.V: Punto de Vista
T/N: Tu Nombre

___N/A P.O.V___

En cuanto Kogg llegó al recinto secreto de los Yiga, llegó a donde estaba el altar principal hacia Ganon, también su sitio de reuniones donde soltó a Sebit en el suelo quien inmediatamente se inclinó ante él -Lamento mi torpeza maestro Kogg, prometo que ese incidente no volverá a repetirse!- exclamó presionando su frente contra el suelo.

Estaban nuevamente en esa habitación con el inquietante tributo, sillas y mesas viejas al frente del altar. En una de las esquinas, entre las sombras estaba Sogg cruzado de brazos viendo a los recién llegados, hizo una reverencia formal ante Kogg cuando entró a la habitación.

-¿Qué pudiste averiguar mientras estuviste ahí?- preguntó el maestro yendo directamente al punto, el joven Yiga no parecía importarle ser usado de esa forma pues levantó su cabeza -Hay algo en las cuevas del castillo, un viejo altar con las runas de magia prohibida, creemos qué hay algo más allá cruzando los túneles que resguardan día y noche- comentó -Merv, ella estaba haciendo recopilación, pero me separé de ella en cuanto intentamos ese ataque contra la princesa- añadió.

-¿Magia prohibida?- preguntó Kogg intrigado.

Existían diferentes tipos de magia en Hyrule, curativa, elemental, sheikah, yiga, pero las artes más oscuras donde se requería como catalizador la vida o alma de alguien entraba dentro de lo "Prohibido", magia creada por el Heraldo, el emisario de la muerte, fortalecido por brujas gerudo que criaron a la forma mortal de Ganon durante la primera guerra civil hyliana.

Los Yiga habían probado todo tipo de técnicas para intentar llevar a cabo sus planes por revivir a Ganon, sin embargo, desde que descubrieron rituales de las técnicas prohibidas, las cosas en el clan se pusieron más tensas.

Deseaban derrocar a la corona, manchar con sangre de la realeza su dichosa trifuerza, pero... ¿Qué había de la gente inocente? Personas ajenas al conflicto, que ni siquiera servían al reino, sólo vivían sus vidas.

Si los maestros del pasado estaban de acuerdo en algo era no involucrar gente inocente pues los Yiga nacieron precisamente de la cacería hacia los sheikah durante la revolución tecnológica en la era del crepúsculo.

Pero... Medidas desesperadas para situaciones desesperadas ¿No?

Pronto se llevaría a cabo una luna roja, llamada "Luna Carmesí", un extraño vestigio de poder oscuro que cubría el cuerpo celeste y proyectaba esa misma magia sobre el reino en un aura pesada que podía incluso incrementar el poder en los monstruos, surgía cada par de siglos, y según los videntes del clan, la próxima se llevaría a cabo durante el cumpleaños número diecisiete de la princesa.

-Esto podría cambiar todo, ¿La corona usando a sus propios súbditos para practicar rituales?- preguntaba Sogg intrigado.

Abrieron la puerta de la habitación, era Astor quien sostenía una especie de orbe que tenía dentro una niebla oscura color rojo y púrpura entre sus manos, pero... ¿Qué no el hechicero había muerto después de ese enfrentamiento en el bosque?

Eso iba a pasar hasta que Astor usó su propia alma como canje para fusionarse con esa oscuridad, esa "malicia", ¿Seguiría siendo él mismo? Algo era seguro, con un nuevo conocimiento por la oscuridad así como un nuevo cuerpo parecido al anterior el hechicero se atrevió a volver a la guarida de los aliados que manipuló y apuñaló por la espalda.

Al verlo, Sogg desenvainó su katana -¡Asesino!- exclamó lanzándose al ataque, pero una barrera invisible le detuvo mientras Astor seguía caminando tranquilamente hacia los demás.

[COMPLETADO] Durmiente +Revali x Lector/a + Donde viven las historias. Descúbrelo ahora