Una locura más no es nada

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–Hola...– me miró –¿Cómo te llamas?– me miró confundido y bajó la vista –¿No te gusta hablar?– desvió su mirada los alrededores y comenzó a llorar. Miré a Katie sin saber qué hacer –No quise hacerte llorar ¿quieres un juguete nuevo?– siguió llorando y apareció una niña de unos doce años corriendo, se agachó junto a él y lo abrazó.

Tranquilo, ya estoy contigo– me miró –Perdón, no entiende muy bien inglés y se asusta cuando se le acercan– miré a Katie y esta asintió.

–¿Cómo te llamas?– dije mirándola.

–Liz– sonreí.

–¿Te llamas así o es tu apodo?– negó.

–Es mi nombre– el pequeño en sus brazos dejó de llorar.

–Es un nombre hermoso, Liz– sonrió –Soy _____ y ella es Katie, mi esposa– la miró y me senté en el piso –Hola, ¿Cómo te llamas?– me miró algo asombrado.

Liam– sonreí.

Wow, qué nombre tan hermoso– Liz me sonrió –Yo soy _____, es un gusto conocerte– me extendió la mano y reí tomándola –¿Cuántos años tienes?– me mostró cinco dedos de su mano y un dedo en otra –Yo tengo muchos más, y ella muchos más que yo– Liz se rió mirando a Katie y mi esposa nos miró confundida –Mi esposa no habla español, solo sabe un poquito– Liam se rió, pero Liz solo me miró.

–Voy a ser directa– dijo seriamente –Aquí no dejan que los hermanos se separen, nosotros somos tres...y Liam tiene problemas de apego, se encariña demasiado rápido con las personas y no creo que alguna vez alguien decida adoptar tres hijos, entiendo que debe ser difícil...así que prefiero que no se acerquen a él porque luego estará toda la noche llorando y yo ya no tengo fuerzas para seguir consolándolo ni para explicarle que él no es el problema– sentí mis ojos llorosos.

–Liz...– bajó su vista.

–Yo dejaría que se los llevaran, renunciaría a ellos para que alguien les de lo que yo no puedo aquí...pero simplemente no se puede– el pequeño la miró preocupado y le limpió las lágrimas.

Miré a Katie y esta también tenía los ojos llorosos. Suspiré limpiando mi rostro y me levanté para sentarme a su lado, tomé su mano y le hablé despacio.

–Nos acercaríamos más al equipo de fútbol– sonrió.

–Es...va a ser algo muy complicado– me susurró –Vamos a tener a ocho niños en casa...¿De verdad quieres esto?– mordí mi labio.

–No podré irme sin sentirme culpable por dejarlos aquí...Y hemos hecho ya muchas locuras, como casarnos al año de relación o dejarnos en silla de ruedas por tanto sexo...una locura más no es nada– sonrió.

–Estoy de acuerdo– acarició mi mano –Me encanta hacer locuras contigo– me besó –Tomaré clases de español– sonreí.

–¿Tomarás clases de español si los adoptamos?– asintió –Considéralos nuestros– nos reímos y miré a Liz, quien estaba hablando con Liam, pidiéndole que volvieran a la habitación –¿Hace cuánto están aquí?– Liz me miró con el ceño fruncido.

Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu