A por el equipo de fútbol

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–Te lo advertí– negué y quitó las pinzas.

–No es justo– sonrió –No me hagas esto– me miró sin decir nada y tomó la llave de las esposas, me las quitó y tomó mi mano.

–Párate ahí– apuntó la "X" y obedecí de inmediato. Me amarró las manos y pies, dejándome completamente inmovilizada. Tomó una de las velas y la encendió, tomó mi pecho y dejó algunas gotas caer en este.

Sonreí viendo su oscura mirada, ya que sus pupilas estaban muy dilatadas. Se relamió los labios y dejó la vela en una mesa. Abrió uno de los muebles y sacó una venda, la cual usó para tapar mis ojos.

Comenzó a darme pequeños golpes con una fusta y pasaba su lengua por las zonas que golpeaba, también me besaba y mordía, haciéndome sentir mucho placer.

Sentí una pluma y mordí mi labio. La pasó por sobre mis pliegues casi de inmediato introdujo sus dedos en mí, sin dejar de usar la pluma en el exterior.

Los introdujo completamente y comenzó a moverlos para presionar mi punto G. Sentí su lengua en mi clítoris y mordí más fuerte mi labio. Sentí la pluma en mi pierna y luego se detuvo, llevando su mano a mi trasero para apretarlo.

Succionó mis pliegues y se detuvo instantes antes de que mi orgasmo comenzara, así que escuché su risa.

–¿Quieres un orgasmo– suspiré.

–Me caes mal– besó mis pliegues y se levantó.

–Abre la boca– lo hice y pasó su lengua por mis labios, luego la introdujo y moví la mía para que comenzáramos a jugar con ellas. Me hizo sentir mi sabor y luego me tomó del cuello para besarme. Se separó levemente y la escuché jadeando –Saca la lengua– lo hice y se agachó, pasó su lengua por mis pliegues recogiendo mi humedad para luego levantarse y tomarme del cuello, escupió en mi lengua y luego comenzamos a besarnos.

Al paso se un rato se separó de mí y escuché unas vibraciones. De inmediato sentí el juguete entrando en mí y gemí.

–¡Aaah!– presionó mi clítoris con su pulgar y comenzó a mover el vibrador.

Mis piernas ya no funcionaban bien debido a toda la tensión y Katie aumentó la potencia.

Quitó el juguete y luego sentí algo metálico en mi boca, ya que me puso la argolla como mordaza. Esta mantenía mi boca abierta, me impedía hablar pero dejaba que introdujera cosas. Sentí calor y luego una gota de cera aterrizo en mi pezón.

–Saca la lengua de nuevo– lo hice y dejó caer una gota en esta, pero sopló de inmediato –Buena chica– sonreí y llevó sus dedos a mi lengua para quitar la cera. Introdujo sus dedos completos y la mordí levemente para que los quitara y me dejara respirar –¡Oye! No muerdas, si yo tuviera pene eso hubiera dolido demasiado– reí.



———



–¡Aaaaah! ¡Oh mierda!– mordí su cuello mientras no dejaba de embestirme, con mis extremidades aún amarradas a la "X".

Nuevamente se salió antes de que pudiera llegar y me quejé.

–Ya no me gusta esto–  soltó mis pies.

–Me encanta esto– susurró y sonreí mientras liberaba mis manos. Me tomó de la mano hasta guiarme a otro lugar.

Me tomó de la cintura para levantarme y me dejó sentada en una base algo blanda. Luego amarró mis piernas a las bases de los costados y activó el mecanismo para hacerme quedar con las piernas abiertas.

–Dame tus manos– lo hice y las tomó con suavidad. Las levantó hasta hacerme llegar a unas cadenas y luego me puso las esposas que cada cadena tenía.

Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-Where stories live. Discover now