Capítulo 1: Caelum

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Esta historia comienza en Tierra de nadie, en una pequeña aldea llamada Tulum ubicada en medio del bosque. La gente que vive en esta aldea suele llevar una vida tranquila, algunos sueñan con vivir en la gran ciudad en donde podrían vivir más cómodamente. Pero Caelum; un niño de ojos azules como el cielo, cabello dorado y una sonrisa resplandeciente como el sol, aspira a más. Él anhela ser un héroe que salve la vida de los demás, pero ese apenas es un sueño infantil, porque si bien es cierto que Caelum tiene bastante fuerza, no es rival para las fuerzas de la oscuridad que amenazan el mundo, aun así, él no se rendiría, nunca se rinde...

El sol comienza a relucir a lo largo y amplio de toda Tierra de nadie. En una pequeña casa hay un joven durmiendo en un cama bastante vieja y dañada. El silencio reina hasta que se abre la puerta de la habitación.

Caelum... Caelum...—Una voz empieza a resonar dentro de la cabeza del muchacho.—Caelum... ¡Caelum, DESPIERTA!.

De pronto, un grito hace despertar al chico quien, asustado, se levanta de golpe.

—¡¿AAH?! ¡¿Qué cosa...?! Oh... Solo eres tú, Vires—dice Caelum, ya totalmente despierto.

Vires; una chica de piel morena, cabello marrón rojizo, pupilas moradas y un cuerpo de complexión robusta. Tiene trece años, uno más que Caelum. Ambos jóvenes son mejores amigos desde hace ya varios años y a partir de entonces han sido inseparables.

—Sí, sí, solo soy yo... Vamos, bello durmiente, date prisa y prepárate para irnos a trabajar—ordena Vires con autoridad.

—Pero somos niños; no estamos obligados a trabajar—asegura Caelum.

—Ya lo sé, pero también somos huérfanos... La única persona que nos da un lugar dónde dormir es el señor Lang, así que para compensárselo debemos por lo menos trabajar en su restaurante—explica la joven mientras ambos chicos van saliendo de su hogar.

—Sí, es cierto... Supongo que tenemos suerte de vivir rodeados de gente tan amable, pero somos más suertudos de tenernos el uno al otro... ¿No lo crees?—pregunta Caelum con inocencia y una cálida sonrisa.

Vires no puede más que sentirse algo conmovida por tales palabras, pero, anteponiendo su orgullo, desvía la mirada.

—Como sea... Démonos prisa o el señor Lang nos volverá a regañar.

—¡Oh no! ¡Todo menos eso!—suplica el rubio con temor.

Entonces los dos se alejan de su humilde vivienda de madera para tomar rumbo hacia el restaurante donde trabajan, que está ubicado por el centro de la aldea Tulum. Y al cabo de varios minutos, llegan a su destino.

—¡Llegan tarde DE NUEVO!—les regaña Lang.

Lang es un hombre mayor, de estatura media baja, cabello y mostacho rojos con ya varias canas. Posee un semblante ciertamente imponente con el que intimida a sus empleados, pero no es una mala persona, de hecho, puede ser bastante dulce.

—¡Es culpa de Vires que se quedó dormida!—miente el rubio, recibiendo como respuesta un coscorrón de su amiga.

—Claro que no... Disculpe, señor Lang, no lo volveremos a hacer—afirma la chica haciendo una reverencia.

—¡Pues más les vale! Así que... ¡Vires, toma la escoba y barre la entrada! ¡Caelum, tú lavarás los platos! ¡Y RÁPIDO, antes de que lleguen más clientes!—ordena Lang.

—¡A LA ORDEN!—contestan ambos chicos a la vez.

Es así como los dos chicos ponen sus manos a la obra y empiezan con sus tareas dentro del local. Pasan las horas y su jornada laboral acaba, de modo que tienen el resto del día libre para vagar por el vecindario y saludar a los pobladores de Tulum.

Diario Para Ser Un HéroeTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon