Capitulo especial: Sabor

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UN RELATO DEL SEÑOR LANG.

Ya ha pasado un mes desde que Caelum, Vires y Remo se fueron de la aldea... No puedo pasar ni una noche sin pensar en ellos, después de todo los tres son personas muy importantes para mí... sin embargo ¡No puedo, no debo, no voy a distraerme con esas cursilerías!.

Tengo un restaurante del cual encargarme y requiere toda mi atención... Todos en la aldea Tulum dependen de mí para saciar sus preciados paladares. El otro día, las señoras Tila y Tela me contaron que yo he sido el único chef que la aldea ha tenido en décadas ¡Con más razón no debo fallarle a mis clientes!.

Hoy desperté de bueno humor, me levanté de la cama sin ese molesto dolor de espalda que me ha estado atormentando por años, fui a darme una relajaaaante ducha con mi jabón favorito, mi puse mi filipina, alisté mi gorro y fui directo al restaurante, cosa que hago todos los días, pero esta vez mucho más cómodo que de costumbre.

Al llegar a mi establecimiento lo primero que vi fue a mis dos únicos empleados; un citadino de cabello marrón y cara de tonto llamado Kett, y una granjera de pelo rojizo y nariz chata llamada Huli. Fue hace cuatro semanas que los contraté, y han demostrado ser... ¡realmente buenos! sin embargo... se nota que cuando trabajan, no lo hacen con el mismo corazón que Caelum y Vires... esos dos eran un completo desastre, pero nunca pude evitar quererlos.

En cuanto abrí la puerta le di a cada uno de mis empleados sus primeras tareas del día, las cuales son: Limpiar el piso para Kett y ordenar el almacén para Huli. Como ya es costumbre, lo hicieron de maravilla. Entonces, llegadas las siete de la mañana, abrí las puertas a los clientes. No es que tenga muchos, pero a estas alturas son lo más importante en mi vida... nada como ver a alguien feliz por el sabor que mis platos dejan en su boca.

Tal y como era de esperarse, las primeras personas que entraron por la puerta fueron mis buenas amigas; las señoras Tila y Tela. Cuando me vieron me sonrieron y luego yo les devolví la sonrisa, después me hicieron un movimiento con la mano para que me acercara a ellas, así que eso hice.

—¡Señorita Tila, señorita Tela! siempre en un regocijo ver sus rostros en mi humilde restaurante—Les dije sonriente, ellas también sonrían, pero noté que algo no andaba del todo bien.

—Buen día, Lang... ¿Sabes? No hace falta que nos sigas llamando señoritas, los tres ya somos unos dinosaurios— Tela bromeó, como siempre lo hace. Luego, Tila habló con un tono serio.

—Un gusto verte, Lang. Ojalá poder tener otra buena platica contigo... pero ahora está pasando algo y necesitamos tu ayuda. De hecho, toda la aldea la necesita—Mis dos buenas amigas siempre se enteran de todo lo que pasa en Tulum, así que si dicen que hay un problema, entonces de verdad lo hay.

—Ya me parecía que algo anda mal... Díganme, ¿qué sucede?—Les pregunté tranquilamente, pensando que no debía ser un gran problema.... Santa madre creadora, que equivocado estaba.

—Sin contar todo el asunto con los terroristas y ese malnacido de Archi, esto debe ser lo peor que ha pasado en la aldea en mucho tiempo...—Me contestó Tela con ese insoportable misticismo.

—Un ladrón, Lang... Un ladrón, eso es lo que está pasando— Me dijo Tila sin quitar esa tonalidad seria de su voz—El maldito sale en las noches, se escabulle en las casas, asalta a quienes encuentra solos... ¡Es una amenaza!

—Un... ¿Ladrón...? ¿No creen que eso es algo de lo que el jefe Gocen puede encargarse? Y no es que no me importe, es solo que no me parece tan alarmante—No era la primera vez que aparecía un ladrón en la aldea y ese nunca ha sido un gran problema.

—Aún no acabo... creemos que esta persona es un usuario mágico...—Dijo Tila con todavía mas preocupación que antes, y con justa razón. Un usuario mágico no es poca cosa, así que obviamente terminé inquietándome tanto como ellas dos. Recuerdo que hace algunos meses, un usuario mágico que trabajaba para un tal Galem, atacó la aldea y me hubiese asesinado de no ser por Remo.

Diario Para Ser Un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora