Parte 33

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Capítulo 33

Rhapsody sacó chispas al impactar contra la férrea armadura de Darren, el guerrero que nos había atacado la primera vez que fui a buscar a Cinder. Su rostro de sorpresa al sentir el alcance de mis nuevos poderes hizo que valiera la pena arriesgarse a darle un golpe. Ejercí presión sobre su antebrazo hasta que la superficie de su coraza empezó a ponerse roja por el calor de mi energía.

De repente, usó la mano que tenía libre para tratar de alcanzarme. Me alejé de él lo más rápido que pude. Sin embargo, Darren me siguió y me arrojó el puño contra la cara. Logré protegerme anteponiendo los brazos. Aun así, la fuerza con la que me pegó, hizo que saliera disparada en sentido opuesto.

Él voló para rematarme. Logré estabilizarme en pleno vuelo y evadí su embestida haciéndome a un lado. Él pasó de largo, avanzó unos metros y se volvió hacía mí. Me apuntó con el dedo índice y concentró una asombrosa cantidad de energía en un corto lapso. La disparó hacía mí con una velocidad imposible de esquivar.

Cinder se interpuso un instante antes de que el rayo me alcanzara. Levantó un campo de fuerza, que se sacudió a medida que el rayo seguía impactando sobre nosotras.

—Yo pude haberlo hecho mejor —dijo Envy desde la espada.

—¡Cállate!

Cinder se enojó por su comentario e hizo que la barrera se tragara el ataque de Darren. Empuñó la espada blanca que sustituía a Deathraze y se colocó a mi lado.

—¿Preparada?

—Sí. Tú por la derecha y yo por la izquierda.

Nos lanzamos por él al mismo tiempo. Darren no podía seguirnos a las dos, de modo que empezó a girar como un remolino para defenderse. Golpeó a Rhapsody y la descarga de energía me hizo soltar un grito de dolor. Cinder tuvo mejor suerte, porque golpeó a Darren justo en el estómago y lo detuvo. El demonio la sujetó del brazo y la atrajo para golpearle la frente con la suya.

—¡Cinder! —Grité y volé para ayudarla. Darren se dio cuenta y arrojó a la chica sobre mí. La atrapé, pero eso me costó unos segundos de distracción.

De un momento a otro, el demonio apareció delante de mí y alzó su espada para partirme por la mitad. El vestido-armadura de Envy volvió a tomar su forma femenina y ella apareció para detener la espada con las dos manos. Después, usó ambas piernas para patear a Darren y alejarlo de nosotras.

—¡Mi oportunidad! —Dijo Cinder, y antes de que pudiera decir algo, ella me envolvió con los brazos y se convirtió en una armadura pesada y roja, con intrincados relieves que brillaban de color blanco. Apareció un escudo en mi brazo izquierdo y una lanza en el derecho.

Eso fue lo menos impresionante. La increíble descarga de energía causó que me mareara. Mi cabello oscuro se convirtió en una melena roja y me cubrió una especie fuego carmesí.

—¡Oye! —Envy volvió a quejarse. Su carita tierna me pareció encantadora—. ¿Qué te pasa?

—Yo no fui —me disculpé.

—Es mi turno —dijo Cinder—. Tú tienes que cubrirnos.

—¿Quieres que yo sea la carnada?

—Ese es el plan.

—¡Ya, chicas! ¡Sólo vamos a luchar y a derrotar a Darren!

Las dos estuvieron de acuerdo con ello, y cuando el demonio se abalanzó sobre nosotras, Envy y yo lo atacamos por ambos flancos. Cada uno de mis golpes vino potenciado por el poder de la armadura, que aunque era pesada, me convirtió en alguien indestructible. Darren intentó atravesarme el estómago con su arma, pero al tocar mi torso, su hoja se quebró. Eso lo conmocionó por un momento, y eso fue todo lo que Envy necesitó para acabar con él. Prácticamente le encajó la espada por atrás, atravesándolo en el abdomen. El único problema fue que la muy estúpida por poquito me impacta a mí. Logré alejarme, con la respiración agitada y tratando de no desesperarme.

Darren se quedó quieto, mirándonos con un odio abrumador corriendo por sus venas. Empezó a jadear y lentamente, su espalda se fue arqueando al mismo tiempo que su piel se empezó a poner gris como si se tratase de piedra.

—Tú... algún día pagarás...

No acabó la frase, pues antes de que pudiera decir o hacer algo más, se volvió una nube de polvo que lentamente se perdió en el aire.

—Eso fue intenso —dije, tomando aire otra vez y limpiándome el sudor de la frente.

Cinder volvió a convertirse en una chica vestida con una versión más ligera de la armadura pesada que yo había llevado. Envy aprovechó ese momento para envolverme y transformarse en el vestido-armadura.

—Dejen de pelear por mí —supliqué rodando los ojos.

Estaba exhausta. Miré a mi alrededor y noté que la pelea prácticamente ya estaba ganada. Inclusive, en el suelo, Tadhiel había puesto a Gail de rodillas. Los dos tenían las armaduras rotas y sus energías fluctuaban.

—Deberíamos ir —dijo Cinder al ver que se formaba una muchedumbre en torno al líder de Luna Roja.

Le hice caso, así que nos acercamos. Los demonios y otros guerreros dunkel con sus respectivas armas sirvientes estaban ahí, preparados para mirar la destrucción del líder demoniaco.

—Ríndete ya —dijo Tadhiel, alzando la espada hacía él—. Has perdido. Tus planes para liberar a los infiernos han sido desmembrados.

—Eso es cierto —señaló mamá—. Y todo gracias a Suspiria. Ella tomó a Cinder antes que tú, y eso le permitió a Leora recuperarla.

Gail alzó la vista y se puso de pie. Soltó la espada rota que tenía en la mano y bajó los hombros.

—Ustedes lo han visto —apuntó a Tadhiel con la mano—. Un ángel ha luchado aquí y ha ganado. ¿Qué les asegura que sus poderes no se alzarán en contra de ustedes? Si alguna vez el Cielo decide atacarles, no tendrán cómo defenderse.

—Sobreviviremos de alguna forma —dijo mi madre con una mano sobre mi espalda—. Además, hasta ahora no ha habido problema alguno entre los demonios y los ángeles.

—Les aguarda un futuro que no pueden comprender. Yo sólo... Luna Roja sólo intentaba... —no supo cómo terminar su oración.

—Ya es suficiente —dijo Tadhiel. Caminó lentamente hacía Gail y lo tocó en el pecho con la punta de su arma.

Creí que lo haría trizas y que todos sus restos nos cubrirían, pero en vez de eso, el demonio obtuvo la misma suerte que Darren, y se hizo de piedra lentamente. Poco después, su esencia se desvaneció en el aire, y se perdió para siempre.

—Se acabó —dijo mamá.

—Sí, así parece —admitió Tadhiel. Se giró hacia nosotros y nos recorrió con la mirada. Terminó centrándose en mí antes de hablar—. El Cielo y el Infierno no han tenido conflictos bélicos en mucho tiempo, pero les aseguro que si Gail o Suspiria hubiesen tenido éxito en sus planes, mis compañeros de allá arriba no se hubieran quedado de brazos cruzados.

—Detuvimos una guerra —dijo Cinder, y sentí que se avergonzaba por haber tomado parte del problema.

—De momento, sí. Sin embargo, no duden de que hay otros demonios que intentarán hacer lo mismo que los Luna Roja. Después de todo, la Deathraze no era la única manera de romper las puertas que separan a los siete infiernos.

Su revelación nos puso a pensar, pero dejé que fueran otros los que se preocuparan por ellos. Yo estaba exhausta, así que me dejé caer a los brazos de mamá, y ella me acunó, como siempre, contra sus grandes y preciosos pechos para que pudiera descansar.


[Terminado ]Lujuria Demoniaca [Lésbico]Where stories live. Discover now