Parte 30

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Capítulo 30

Gail liberó la espada que guardaba en su vaina. Era un arma con una hoja negra y dentada. La empuñadura me recordó al rostro de un demonio y la punta resplandecía como un trozo de magma. De su espalda brotaron un par de alas oscuras que al extenderse, liberaron una marea de oscuridad y una presencia que me caló los huesos.

Tadhiel permaneció inmóvil y cuando el demonio se lanzó hacia él, dejó caer la taza de té y desapareció de nuestra vista. El líder de Luna Roja hizo lo mismo y por un momento, el campo de batalla se quedó en silencio.

—Están arriba —dijo Cinder antes de que yo me diera cuenta de lo que estaba pasando.

Varias ondas de choque estremecieron el cielo. El demonio y el ángel se movían a una velocidad pasmosa y yo era incapaz de seguirlas con la vista. ¡Nunca habría tenido oportunidad de pelear a la par contra Gail Drach! Me habría aniquilado al instante.

—Yo te conozco —dijo Karmin con una media sonrisa—. Eres la hija de esa estúpida que me enfrentó. ¿Cómo se llamaba? No importa. No suelo recordar los nombres de las basuras con las que me enfrento.

Se refería a mi madre, y escucharla hablar así de ella, me puso la sangre a hervir.

—Veo que ardes en deseos de vengarla —siguió hablando. Su mirada reflejaba una arrogancia enfermiza—. Está bien. Te daré el placer de cruzar espadas conmigo —se dirigió hacia sus compañeros—. Ustedes, encárguense de ese patético ejército. Aniquílenlos hasta que pidan clemencia.

Los tres demonios sobrantes desaparecieron. Karmin desenfundó la espada que llevaba en la cintura y la empuñó con ambas manos. Su aura se encendió alrededor de su cuerpo y su presencia intentó ponerse por encima de la mía.

—¿Estás preparada, Cinder?

—¿Para qué? No lucharé a tu lado.

—¿Qué?

—No eres mi ama.

Antes de que pudiera detenerla, ella voló lejos de mí, en dirección a la montaña donde estaban luchando mi mamá y la maestra Hallewel.

—¡¿Es en serio?! —Grité con la cara ruborizada por esa humillación. Pensé que Cinder lucharía conmigo. Que nos unía una causa en común.

—¡Ja, ja, ja! Parece que otra vez estás sola. Anda, te dejaré dar el primer golpe.

No tenemos oportunidad contra ella, Leora dijo Envy.

—Vaya, gracias por los ánimos.

Karin se abalanzó sobre mí. interpuse la espada para protegerme. Ella golpeó sobre la hoja de Rhapsody y lo hizo con tal fuerza, que me envió hacia el suelo. Logré ponerme de pie y me eché hacia atrás cuando vi que volvía al ataque. Giré sobre mi eje para tomar impulso y blandí la espada de Envy con ambas manos. el choque de las dos armas liberó una tormenta de chispas y nos alejó a ambas .

—¡Vaya! Has mejorado desde la última vez. Supongo que hiciste el ritual de sumisión con tu arma sirviente.

Que lo mencionara me hizo recordar esa deliciosa noche. Me aclaré la garganta y traté de desviar mi atención de esos pensamientos. No estaba de humor y no era el momento de recordar nuestra orgia ritual.

***

Ralia se percató de lo que ocurría. Todo iba según lo planeado: la llegada de los Luna Roja, la aparición de Tadhiel y el pequeño ejército demoniaco que había reunido después de comunicarse con otros guerreros dunkel. Habían trabajado duro y rápido para que todas las piezas encajaran en su plan. El único factor que no había tomado en cuenta, era que su antigua colega, la maestra Suspiria Hallewel, sería su adversaria.

[Terminado ]Lujuria Demoniaca [Lésbico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora