[Terminado ]Lujuria Demoniaca [Lésbico]

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Hola! Esta es la obra llamada Lujuria Demoniaca.  Perdón por los retrasos, ya la contiuaré. espero les guste, actualizaré un cap nuevo, (el octavo) asi que espero comenten y voten.  

Sinopsis

Leora Wolfmoon vive en el Segundo Infierno y está cerca de graduarse de la Academia Demoniaca. Su última clase es invocar un arma-sirviente: un artefacto que le servirá para convertirse en una guerrera de bien para traerle honor a su familia. 

Pero la invocación sale mal, y acaba trayendo a la malhumorada y sensual Cinder Lestat, y ella no le pondrá las cosas fáciles. Negándose a someterse a Leora, Cinder escapa y deja atrás a la joven demonio sin las posibilidades de graduarse. 

Decidida a ponerla de su parte, Leora y sus amigas van tras ellas, sin saber que eso las meterá entre los planes de los Luna Roja, un gremio de poderosos demonios que van tras Cinder y del secreto que se oculta dentro de ella.

Una guerra se aproxima, y Leora está más que dispuesta a pelear para defender su hogar y de paso, someter a Cinder de una vez por todas y hacerla su arma sirviente. ¿Podrán los Luna Roja contra ella y sus amigos, o la tentarán para que caiga en la oscuridad?

Capítulo 1

La profesora Suspiria Hallewel se paseó de un lado a otro delante de nosotros. No tenía reparos en lucir su cuerpo escultural. Usaba un vestidito escotado y ceñido que encantaba a mis compañeros. Éramos los únicos que habían llegado al final del curso de preparación para convertirnos en guerreros dunkel y representar a nuestras familias ante la casta noble del Segundo Infierno.

—Bien, jovencitos. Ha sido un largo camino ¿verdad? Me alegra ver que son pocos. Eso significa que son los mejores.

Suspiria era una mujer más o menos joven. Debía tener unos mil años de edad, y se conservaba como de ochocientos. Tenía el cabello muy negro y largo, con sus pequeños cuernos creciendo a los costados de su cabeza. Su piel era de un suave tono gris y llevaba en la cintura su arma sirviente: una varita negra que controlaba y contenía su magia oscura.

—Eso es obvio —comentó Pandora Pickerin. Era la clásica presumida del grupo. Le encantaba jactarse de sus destrezas con la magia y de su belleza sin igual. Y si tenía que ser sincera, no estaba nada mal en aspecto. Hablamos de una chica alta y pelirroja, que gustaba de usar ropajes reveladores y tenía los muslos tatuados con encantamientos—. De hecho, creo que conmigo bastaba, profesora Suspiria.

—No seas presuntuosa, linda —la mujer se acercó a ella y la abrazó contra sus tetas. Era su favorita y ya no volvería a verla—. Todavía les falta el último requisito antes de convertirse en dunkel: el ritual de invocación. Tener un arma sirviente es sencillo. Cualquiera con suficiente preparación podría adquirir uno. El problema está en saber controlarlo.