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Capítulo 6

Tal vez era mi imaginación, pero algo me decía que no le caía del todo bien a Meredy. Durante la clase de invocación de explosiones, juraría que esa bola de fuego me la lanzó a mí, y cuando hacíamos cálculos de pociones, dejó caer "accidentalmente" un matraz de veneno sobre mi comida. Por suerte, Pandora le había dado una mordida que le causó una severa indigestión. Eso me gustó. Ya era hora de que dejará de robarse mi comida.

—Bien, Leora —dijo la maestra Suspiria mientras me daba una palmadita en el hombro—. Lo hiciste mejor que antes. Puedes irte a descansar.

—Gracias, lo haré. Tengo toda la actitud de ponerle ganas a este último mes de clases.

—Así se habla —me rodeó poniendo mi cara sobre sus tetas—. Esa es mi alumna especial.

—Pensé que yo era la especial —dijo Pandora.

—Eh... es que Leora es especial en otra forma.

—¡Pff! —Bufó Meredy—. Te dijeron chica con necesidades educativas especiales.

—Cállense las dos —repliqué. Rodeé a Suspiria de la cintura y me quedé muy cerquita de sus senos. Podía darme el lujo de sentir esa suavidad al menos sólo un poco más ¿cierto? Entendí por qué a Pandora le encantaba.

—Bueno, puedes irte. Yo tengo una cita y debo prepararme.

—¿Cita con quién? —Preguntó Pandora con una pizca de celos, y cabe decir que yo también lo sentí. En una academia llena de demonios viejos y de mala cara, una mujer como Suspiria era un tesoro y muchos estudiantes estábamos pendientes de su vida amorosa.

—Unos gemelos. Me prometieron una noche de... olvídenlo. Cosas de adultos. Anda, anda. A volar, palomitas.

A Pandora no le supo bien dejar a la maestra sola, pero no le quedó más remedio que irse a su casita. Meredy y yo nos quedamos solas viendo cómo se iba dentro de su lujosa limosina negra.

—Es toda una princesa ¿verdad? —Preguntó mi compañera.

—Su familia es de las más adineradas. Andando.

—¿Y a dónde se supone que vamos? —Preguntó siguiéndome de cerca. La miré por encima del hombro y ella me dedicó una sonrisa traviesa. Tenía dos colmillitos en la boca y algo de picardía en su voz.

—A mi casa. Tengo que llegar a tiempo para ayudar a mi mamá con la cena.

—¿Y me necesitas para eso?

—La maestra Suspiria dijo que eras mi tutorada, así que debes hacer lo que yo diga. Además... no quiero estar sola con mamá y... ¡ah!

Me tropecé con una piedra y me jodí la rodilla. Al levantarme, vi que Meredy tenía un cuchillo en la mano. Uno que se apresuró a guardar.

—¿Y eso?

—¿Qué? ¿Mi cuchillito? Nada. Sólo me estaba espejando en él.

—Ah... ya veo. En fin. Como te decía, a mamá le gusta cocinar y a veces me toma como su ayudante. Ojalá me pagara.

En el camino a casa, pasé delante de la mansión de Seren. El enorme dragón que custodiaba la reja abrió un ojo y gruñó. Mensaje recibido, pensé, y me alejé de ahí cuanto antes. Seren me había perdonado por ponerla en peligro, pero ganarme la confianza de sus papás no iba a ser tarea fácil.

Llegué a mi casa. Una pequeña propiedad de dos pisos en la parte sur de Ciudad Satánica. Tenía la forma de un castillo con sus chapiteles y sus banderitas de color negro. La luz de la luna le daba directamente a la fachada.

[Terminado ]Lujuria Demoniaca [Lésbico]Where stories live. Discover now