C A S I O P E A [Jasper Hale]

19 ▪︎ S A L V A D O R A

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El lunes siguiente al cumpleaños de Isabella, ningún miembro de la familia Cullen fue al instituto. Tampoco lo hizo Casiopea. 

Isabella, que esperaba encontrarse con alguno de ellos, deseosa de tener esa conversación pendiente, se encontró con la soledad del aparcamiento, donde tan sólo la recibieron Ángela y Jessica. 

- ¿Dónde está Cassie? - preguntó la segunda de ellas. 

- No tengo la menor idea - masculló la castaña en respuesta, sin querer hablar de la pelirroja. 

Lo cierto es que Cassie estaba en su casa. Más concretamente tendida en su cama, con varias capas de ropa cubriendo su cuerpo. Había pasado toda la noche con temblores que sacudían su cuerpo, y con un horrible sudor frío empapando cada nueva prenda que se ponía. 

Geralt la observaba dormir en ese momento desde el marco de la puerta. Dos profundas ojeras coronaban el bajo de sus ojos, pues no había sido capaz de dormir en toda la noche. 

Cuando vio llegar a Cassie completamente destrozada, no tardó en entender qué era lo que había pasado. Habría salido en busca de aquel vampiro de pacotilla de no haber sido por la pelirroja, que perdió el conocimiento casi tan pronto puso el primer pie en la casa. 

Con cuidado la había dado una pequeña ducha antes de meterla en la cama, asegurándole en voz baja que todo saldría bien. 

Ahora, viéndola en el estado en el que se encontraba. No estaba tan segura. 

Cuando un brujo o una bruja rompe lazos con su alma gemela, todo su mundo de desmorona. En el sentido más literal de la palabra. Su alma se consume, y con ella su cuerpo. Y eso es lo que Geralt estaba viendo en ese preciso momento: el cuerpo de su persona favorita en aquel mundo, consumiéndose poco a poco con el paso de las horas. 

La piel de la pelirroja se había teñido de blanco, y la poca grasa que tenía había ido abandonando su cuerpo, dejándola aún más escuálida de lo que ya era. A penas era capaz de mantener estable su temperatura corporal, por eso mismo Geralt no hacía más que añadir nuevas mantas a la cama. 

Salió de sus pensamientos en el momento en el que vio a la chica revolverse nerviosa. Se acercó a ella justo a tiempo para ver como abría los ojos, desconcertada. 

- Buenos días, preciosa - la saludó una vez se hubo sentado en el borde de la cama - ¿Como te encuentras? 

- Buenos días, Gery - susurró, sintiendo su lengua dormida y la boca pastosa - Creo que he estado mejor - añadió - ¿Cómo estás tú? Tienes una cara horrible. 

Geralt sonrió, sintiendo ganas de llorar al comprender que la pelirroja todavía estaba lo suficientemente bien como para no perder su sentido del humor. 

- ¿Qué es lo que ha pasado con Jasper? - se atrevió a preguntar tras unos segundos en silencio. 

- Casi mata a Bella - explicó con lentitud - Me dijo que no quería verme más. Me pidió que me fuera.