15 ▪︎ O B S E S I Ó N

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- ¡Eduardo! Son las tres de la mañana, ¿qué te crees que estás haciendo? – Casiopea bajó de la cama de un salto para acercarse al balcón justo en el instante en el que el vampiro ponía un pie dentro de la habitación.

Si bien este último tenía unos reflejos vampíricos, no pudo esquivar el golpe certero que la pelirroja dirigió a la parte baja de su cabeza con la lámpara de su mesilla de noche, que terminó haciéndose añicos al impactar contra el cuerpo del vampiro.

- ¡Mi lámpara favorita! – exclamó con desilusión mientras ignorada a Edward y se inclinaba para recoger los pedazos – Mira lo que me has hecho hacer – protestó con un gesto mohín.

- Si fuera humano ahora mismo estaría muerto – gruñó el vampiro del mismo modo. El golpe de la lámpara no había sido en absoluto doloroso, pero disfrutó de hacerse la víctima durante unos segundos.

- Bien merecido lo tendrías. Eres un acosador, Edward Cullen. Y a mi me parece genial que dediques tus horas a acosar a tu querida novia si eso lo que te gusta hacer en tu tiempo libre, pero no vuelvas a colar en mi habitación en plena madrugada, ¿entendido?

- Sólo quería leer – confesó mientras bajaba la cabeza ligeramente avergonzado.

- ¿Disculpa? – le pelirroja abrió y cerró la boca varias veces mientras buscaba las palabras adecuadas para dirigirse a él. Tardó en procesar el hecho de que Edward se había colado en su habitación con la ridícula excusa de que su intención era, ni más ni menos, que leer - ¿No tienes libros en tu casa? Porque algo me dice que Carlisle estará encantado de prestarte alguno de los suyos. Tal vez sobre trastornos mentales. Te vendría bien aprender algo sobre ti mismo.

- Qué graciosa estás últimamente – una mueca de burla cubrió sus labios pero no dijo nada más en relación a sus palabras – Quería leer el libro que empezamos el otro día.

- ¿Y no se te ocurrió venir a una hora más decente? – se cruzó de brazos mientras dejaba escapar un suspiro.

- Creí que estarías dormida – trató de justificarse.

- Ah, ya me siento más aliviada – ironizó – A ti te falta más de un tornillo, en serio te lo digo. Te falta la ferretería entera.

- ¿A dónde vas? – preguntó al ver como la chica salía de la habitación haciendo aspavientos.

- A buscar ese libro que tantas ganas tienes de leer – bufó en respuesta desde el salón.

- Pero no grites – le pidió mientras la alcanzaba con rapidez.

- Grito si me da la gana – golpeó las costillas del cobrizo con el codo – Geralt no está en casa, y de algún modo tengo que liberar el enfado que siento porque un vampiro de pacotilla se ha colado en mi casa.

C A S I O P E A [Jasper Hale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora