Epílogo Parte 3 - Falicius

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Punto de vista de Lauren:

Falicius (s.): Comprender la verdadera dimensión del amor.

El amor no es más que esa pequeña vibración de energía y fuerza que une todos tus átomos a otra persona de una manera tan íntima y fuerte que dejas de ser uno y te conviertes en dos en un solo cuerpo, en una sola existencia.

El amor no es injertar espacios vacíos, no es completar lo incompleto o reparar fallas. El amor es desbordamiento. El amor es la transfiguración de tu esencia en algo más, de gran importancia, más allá de cualquier explicación verbal, cualquier comprensión definible o expresiva.

El amor es el sentir del otro pulsando como tu propio sentir. La existencia del otro impregnado en su propio significado como ser.

No sentía los dolores que sentía Camila, no literalmente, pero mi cuerpo estaba tan conectado con el de ella a través de las emociones que cada vez que su pecho se elevaba en busca de aire para aliviar el dolor que se apoderaba de su cuerpo, mis propios pulmones bajaban con el aire siguiendo el ritmo perfecto de su respiración.

La mujer estaba sentada de rodillas en nuestra cama, abrazándome por detrás, con la cabeza apoyada en mi hombro. Su aliento caliente y pesado cubrió mi piel como una sábana. Mis ojos estaban cerrados y traté de mantener un ligero balanceo en mi cuerpo, en un intento de mecerla y consolarla.

Sus manos se cerraron en mis brazos, apretándome tan fuerte que sentí dolor, pero no me importó, solo puse mis manos sobre las suyas mientras la sentía apretarme con todas sus fuerzas y presionar su rostro contra mí.

—¡AH! —La mujer soltó un grito ahogado y cansado, aún apretándome con fuerza.

—Respira, amor. —Dije, tratando de mantener la calma y comencé a hacer la respiración que se suponía que debía hacer, para que pudiera seguirme.

Aún apretándome, Camila comenzó a seguir mi respiración.

Era consciente de todas las señales que daba mi esposa, conteniendo el absurdo nerviosismo que a veces me hacía pensar que me iba a desmayar.

Otro grito, esta vez estruendoso y abierto. La mujer hundió sus dientes en mi hombro y yo entrecerré los ojos de dolor, pero continué meciéndola con calma.

—Las contracciones ya están aceleradas. —Observé a la mujer sentada en el sillón junto a nuestra cama, que estaba ahí para condicir todo el proceso y orientarnos.

Carmem era la partera responsable del pequeño equipo que elegimos para llevar a cabo el parto de Camila. Con ella también estaba Luna, su asistente.

Camila había decidido que tendría un parto humanizado desde el inicio de su embarazo y desde entonces, hemos estado buscando todo el procedimiento para cumplir sus deseos. Buscamos personas especializadas en ese tipo de trabajo y luego de algunos intentos fallidos, conocimos a Carmem y Luna, quienes complacieron a Camila en la primera cita.

Ese tipo de trámite requirió la construcción de una relación cercana y de confianza entre la gestante, la pareja y el equipo auxiliar, y no fue difícil construir esta relación con las dos mujeres que tanto nos guiaron durante las cuarenta semanas de gestación de Camila.

Llevábamos catorce horas en ese proceso y la dilatación de Camila hasta ese momento no había sido suficiente, pero sabíamos que en algunos casos podía tardar hasta cuarenta y ocho horas.

La mujer se acercó a nosotras y comenzó a analizar a Camila, tocando su estómago, piernas y sintiendo su dilatación.

—Vamos a la bañera, Camila. —Sugirió cortésmente. —Ya está cerca.

Wonderfall (Traducción)Where stories live. Discover now