Capítulo 26

974 87 2
                                    

Ya era el quinto día que pasábamos con mis padres.
Me sentía un poco más liberada aquí, el no tener que atender al amo unos días me deja tomarme un respiro, al igual que a Sebastian. Habíamos venido al pueblo con mamá, papá y Sebastian. Me encontraba con mi progenitora, en una boutique no tan prestigiosa, viendo vestidos. Ella quería que usara algo llamativo pero, yo era todo lo contrario, queriendo algo simple.

Alicia: Hija, el día de tu boda debes resaltar más que todos, más que los invitados. Más que... yo —ambas reímos.

______: Lo sé, mamá. Pero ya sabes que no me gusta llamar la atención. Si me caso y la gente va, es porque van por mí, o Sebastian, así que me conformo con algo simple —me encogí de hombros.

Alicia: Okey, okey... Oh! ¿Que te parece este? —señaló un vestido blanco, muy voluminoso. La miré con una ceja en alto— Creo que no.

Nos separamos viendo cada una por su lado. Di vueltas por la tienda, sin encontrar el vestido perfecto, según yo.
Había visto unas cuantas jóvenes, acompañadas y otras no, también viendo los vestidos.
Mi vista se centró en uno, simple pero algo llamativo, pero hermoso(elijan en su imaginación el vestido, me rindo en buscar uno bonito) Aunque si hubiera en negro no dudaría en llevarlo, pero era una boda.
Lo saqué de donde estaba colgado y me aproximé hacia mamá.

______: ¿Que te parece?

Alicia: Es lindo, pero, si a ti te gusta... —asentí varias veces— Está bien, pero primero tienes que probártelo. No vaya a ser que me hagas comprarlo y que no te quede.

______: De acuerdo, está bien.

Caminé hacia los probadores, con mamá pisándome los talones. Entré y cerré la cortina del probador. Me quité lo que llevaba puesto, y me puse el vestido, con cuidado de no romperlo.
Sentía mis manos sudar.

Alicia: ¡______! ¿Ya estás? Quiero ver como te queda. Y las chicas aquí presentes también —escuché múltiples risas.

______: Eh. ¡Si, ya salgo! —respiré hondo y salí, ante la atenta mirada de las señoras y jóvenes presentes, luego mi mirada se posó en mi madre— ¿Tan mal me veo? —bajé la voz.

Alicia: Oh, cariño —se acercó y levantó mi rostro— No es eso, es que estás hermosa —sollozó— Mi única hija, ya convertida en mujer, a punto de casarse —lágrimas caen de sus ojos y las limpia.

______: Mamá no digas eso... me vas a hacer llorar a mi —sollocé, me había contagiado su emoción.

Alicia: ¡No! No llores, arruinarás el vestido —las demás señoras rieron.

Recibí elogios y felicitaciones por parte de las mujeres. Volví al probador, quitándome el vestido. Salí y nos dirigimos a la caja, mamá lo pagó y salimos.

Greg: ¡Ahí están! ¿Donde se habían metido? —se acercó junto al pelinegro— Mi yerno y yo recorrimos un poco más el pueblo —ríe— Tardaron demasiado.

Alicia: Compramos el vestido de tu hija, amor ¡Pero no pueden verlo antes de la boda!

Greg: De acuerdo, querida. Ustedes dos, jovencitos, vayan adelantándose. Nosotros iremos después —ambos asentimos y se fueron por otro camino.

Sebastian: ¿En serio no me dejarás verlo? —pregunta con una sonrisa y negué— Entonces tendré que esperar hasta el día de la boda para poder verlo... y después quitártelo —rodea mi cintura con un brazo.

______: Sebastian... —reí— No digas eso acá.

Sebastian: ¿Por qué? No hay nadie...

Gira y vuelve a mirarme con una sonrisa, había fijado su mirada en algo, o en alguien. Volteé, disimuladamente y a unos cuantos metros, no muy lejos, estaba Nicholas. Quién, estoy segura, había escuchado nuestra conversación. El castaño lanzaba una mirada asesina al ojirojo.
Mi vista se fijó al frente. Otra vez incómodo.

New Maid (Sebastián Michaelis y tu)Where stories live. Discover now