Capítulo 8

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Habíamos viajado a la casa de Londres. El amo seguro tenía un caso que resolver.
Al anochecer, Ciel y Sebastian estaban de vuelta. Momentos después, Lau llega sin aviso alguno.

Sebastian: Como tenemos un huésped, ¿quiere que sirva el té?

Ciel: Si, claro —dijo tocando su frente.

Xx: Yo preferiría chai en vez de té Inglés.

Ciel: Si, claro... ¿Eh?

Dos hombres, de tez morena, se encontraban dentro de la casa sorprendiendo al Conde.
Según el de cabello violeta, ya se conocían con el pequeño Ciel, además de haberle salvado la vida. Ambos extraños entraron a una de las habitaciones, y el pelivioleta estaba acostado en la cama.

Ciel: ¿Se puede saber quién eres?

Xx2: ¿Yo? Soy un príncipe...

Sebastian: ¿Un príncipe?

Xx: Es el vigésimo sexto hijo del rey de Bengala, el príncipe Soma Asman Kadar.

Soma: Gracias por la hospitalidad, pequeño...

Finny: ¡Qué increíble! ¿Un príncipe?

Bard: Nunca vi un príncipe de cerca

Soma: Pueden acercarse —dijo engreído.

Mey: ¿Cómo es ese lugar?

Soma: Es una tierra sagrada bendecida, por la diosa Kali y el río Ganges.

Los dos extraños, terminaron siendo huéspedes a petición forzada del amo. Aunque mucho no me fiaba.
A la mañana siguiente, Sebastian le daba lecciones de violín al conde, pero se vieron interrumpidos por murmullos de los dos extranjeros. Ambos estaban alabando a la estatua de una mujer, con una cabeza en mano, un collar de cabezas y parada sobre un hombre.

Xx: Es Kali, una diosa del hinduismo —el peliblanco nos cuenta una leyenda sobre su diosa, la cual había derrotado a un demonio— Kali es una gran diosa que derrotó a un demonio en una lucha encarnizada. Como prueba, lleva la cabeza del demonio en una mano.

Ciel: ¿Escuchaste? —le dice a su mayordomo.

Sebastian: No sabía que había alguien tan fuerte. Tendré que tener cuidado si viajo a India —lleva su mano a su mentón.

Soma: Muy bien. Ya terminamos de rezar, así que salgamos —dijo arrastrando al joven amo, quién luego empezó a practicar esgrima con Sebastian— Que aburrido, ¿cuando van a terminar? Además, ¿qué están haciendo?

El amo, harto y prestándole atención al príncipe, le pasa una de las espadas.
Ambos comenzaron un duelo, en el cual, el príncipe Soma no conocía las reglas, siendo casi derrotado por Ciel. Hasta que su mayordomo detiene el ataque del amo y con un solo toque en su brazo, derriba al conde.

Soma: Buen trabajo, Agni. Te felicito. Agni es mi khansama, me pertenece. Por lo tanto, yo gané—exclama contento.

Ciel: Pero... —me acerco al amo y lo levanto del suelo, él seguía sosteniendo su brazo y lo siento en el sillón de la habitación.

______: ¿Sigue doliendo? ¿Quiere que traiga algo?

Ciel: No, está bien.

Lau: Parece que no te queda más remedio que vengar a tu amo, mayordomo —le pasa la espada a Sebastian, quién estaba dispuesto a desafiar al khansama del príncipe.

Soma: Agni, en nombre de Kali, asegúrate de no perder —el peliblanco agarra la espada.

Ciel: Sebastian, te lo ordeno. ¡Haz callar a ese niño mimado!
—ambos mayordomos se colocan en posición.

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