Si no recuerdo mal voy a darle clase a dos mellizos que acaban de empezar segundo de la ESO. Se puso en contacto conmigo su padre para informarme de todo lo que debería saber, los nombres de los niños son Mario y Clara, tengo que estar dos horas con ellos martes y jueves, salvo si algún día deciden cambiar por algún asunto externo. Debo explicarles durante una hora todo su temario de español, ya que es la optativa de los dos,  y la otra hora sobre los exámenes o dudas que tengan en el resto de asignaturas. Hace tiempo que he pasado segundo de la ESO así que será fácil, además de que pagan bien. El español es mi lengua materna con lo cual todavía tengo más ventaja. 

Comienzo  a prepararme pronto porque hoy es el primer día que comienzo a darles clase, y además, me gustaría ir andando a su casa. Como mi casa está a unos diez minutos andando de la suya no tardo en llegar. Es una casa grande, con un jardín cuidado y bonito repleto de flores. Tienen una moto aparcada en la entrada y un garaje justo en frente. Desde fuera parece acogedora, tiene una pequeña valla bastante mona rodeándola, lo que refuerza esa idea. Como la valla solo tiene libre un pequeño espacio para pasar, cuando paso la valla me percato de que es muchísimo más bonito de cerca, el jardín tiene rosas, margaritas, violetas, tulipanes. lirios... 

Antes de que pueda seguir por el camino que lleva a la puerta sale un perro a mi encuentro. Parece un labrador, su pelaje es blanco como la nieve y mueve la cola con energía. Es precioso y de inmediato me agacho para poder acariciarlo, veo su placa y la sujeto el tiempo suficiente para ver que pone Roby. 

-¿Ese eres tú? -Le pregunto y mueve la cola tan rápido que me llevo un coletazo sin querer. Me rio antes la absurdez del momento. -Muy bien Roby, espero que a tus dueños les caiga igual de bien.

Estuve acariciándolo un poco más hasta que me dirigí a la puerta, Roby se coloco a mi lado esperando a que se abriera. 

Llamo al timbre y me giro hacia Roby que se está rascando en mi pierna, una sonrisa se extiende por todo mi rostro inconscientemente.

 Al instante, escucho a alguien aclararse la garganta y levanto la vista mientras me ruborizo, siento que me acabarán de pillar haciendo algo que no debía. 

Cuando enfoco la vista no puedo evitar quedarme mirando esos ojos verdes. Cuando me doy cuenta de quién es me ruborizó todavía más, pero esta vez por causa de la ira. El grandullón / Gisli me está mirando fijamente y parecía estar divirtiéndose con la cara de horror que estoy segura estaba poniendo.

-¿Te vas a quedar mirándome todo el día o vas a decirme a que has venido?

-A verte a ti , te aseguro que no.- Me irritaba sobremanera su constante egocentrismo.

-Venga, si sabes que en el fondo te encanto.-No pude evitar poner los ojos en blanco.

-

-Oye ,¿Están Mario y Clara?- Vaya parece que lo había pillado por sorpresa , por que puso una cara de confusión que era digna de enmarcar.- Me he equivocado , ¿Verdad? Fue bonito mientras duró , espero no volver a verte. Adios.- Comencé a rehacer mi camino , pero habló.

-¡Espera! Que pasa con ellos?

-Que soy su nueva profesora.- Pues al final no me había equicocado. Mejor , si hubiera tenido que buscar una nueva dirección seguramente hubiera llegado con retraso. Pase por su lado , no tenía tiempo para explicaciones , debía ponerme a trabajar. No era mi idea perder el trabajo antes de comenzar. Encontré a los niños en el salón , que por cierto era realmente grande. Parecían estar peleándose. Asique me aclare la garganta y me acerque a ellos con toda la amabilidad que me era posible , después de haber visto al idiota de Gisli fue poca , la verdad.- Hola , vosotros debeis ser Clara y Mario.

Sueños quebrados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora