Capítulo 26

31 6 1
                                    




En la primera oportunidad que tuvo de hablar a solas con Sehun, la señora Gardiner advirtió puntual y amablemente a su sobrino sobre el asunto, exponiéndole sinceramente lo que opinaba al respecto.


—    Eres un chico demasiado sensato, Sehunnie, para enamorarte de un joven simplemente porque te aconsejen que no lo hagas. Por tanto, no temo hablarte francamente. Te aconsejo muy en serio que te andes con cuidado. No tengo nada que decir contra ese joven; ha matado a muchos zombis, y si dispusiera de la fortuna que le corresponde, sería un excelente partido para ti. Pero no debes dejarte llevar por un capricho –

—    Qué seria te pones, querida tía –

—    Sí, y espero que tú también te lo tomes en serio –

—    No debes preocuparte. Sé cuidar de mí mismo, y también del señor Jummyeon. Trataré por todos los medios de impedir que se enamore de mí –

—    Déjate de frivolidades, Sehun –

—    Te ruego que me disculpes, lo intentaré de nuevo. Soy un guerrero, he sobrevivido a las treinta y seis cámaras del templo de Shaolin, he visto los pergaminos de Gan Xian Tan. En estos momentos no busco amor. No estoy enamorado del señor Jummyeon, aunque sin duda es el hombre más agradable que he conocido en cuanto a su persona y carácter, y en su destreza con el mosquete. No obstante, entiendo que no me conviene enamorarme de un hombre sin fortuna. Prometo no apresurarme a creer que soy el objeto de su amor. Cuando esté con él, procuraré no hacerme ilusiones. En suma, obraré con cautela –

—    Deberías evitar que el señor Jummyeon venga por aquí tan a menudo. En todo caso, no recuerdes a tu madre que debe invitarlo –

—    Ya conoces las ideas de mi madre sobre la necesidad de ofrecer una compañía constante a sus amigos. Pero te doy mi palabra de honor de que haré lo que crea más prudente. Confío en que te sientas satisfecha –


Su tía le aseguró que sí, y después de que Sehun le diera las gracias por sus amables recomendaciones, se separaron. Era magnífico que Sehun hubiera aceptado sin protestar los consejos que le había dado su tía sobre el asunto.


El señor Jon-in regresó a Hertfordshire poco después de que los Gardiner y Yoongi se marcharan; pero como se alojó en casa de sir Kim, su llegada no causó ninguna contrariedad a la señora Oh. El señor Jong-in estaba a punto de contraer matrimonio, y la señora Oh por fin se había resignado a considerarlo inevitable, repitiendo incluso, con tono malhumorado, que «deseaba que fueran felices».

La boda iba a celebrarse el jueves, y el miércoles el señorito Kyungsoo fue a visitarlos para despedirse de ellos. Cuando se levantó para marcharse, Sehun, avergonzado de la grosería de su madre y la desgana con que había expresado sus deseos de felicidad para la pareja, acompañó a su amigo hasta la puerta. Mientras bajaban la escalera, Kyungsoo dijo:


—    Prometo escribirte mientras sea capaz de hacerlo. Espero recibir a menudo noticias tuyas, Hunnie –

—    Cuenta con ello –

—    Espero que nos veamos a menudo en Hertfordshire

—    No tengo previsto abandonar Kent durante un tiempo –

—    Por tanto, prométeme que vendrás a Hunsford –


Sehun no podía negarse, aunque no le apetecía ir a visitar a su amigo. Kyungsoo empezaba a mostrar los primeros signos de transformación, por más que procuraba ocultarlos a todos salvo a los observadores más perspicaces. Su piel había adquirido cierta palidez, y le costaba hablar.


OPZWhere stories live. Discover now